En varios lugares de Quito está prohibido fumar en espacios cerrados, por lo que los fumadores salen a la parte exterior de los locales para consumir sus cigarrillos. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Observar a las personas fumando cigarrillo en los exteriores de los restaurantes, bares y discotecas es algo común en la actualidad.
Este escenario contrasta con lo que sucedía antes del 22 de julio del 2011, cuando se publicó en el Registro Oficial la Ley Orgánica para la Regulación y Control del Tabaco. Allí se establece, entre otras cosas, que está completamente prohibido fumar en los espacios públicos cerrados.
Durante un recorrido realizado por el sector de La Mariscal (norte de Quito) se pudo evidenciar que los locales cumplen con la norma.
A pocas cuadras de la Plaza Foch está ubicado el Bar Persopolis. Este lugar es uno de los pocos locales que cuenta con un área para fumadores al aire libre. Entre los clientes se encontraba David Rodríguez, quien aprovechó el partido de Ecuador y México para tomar unas cervezas con sus amigos.
Mientras fuma su cigarrillo, Rodríguez cuenta que le parece muy “estricta y extremista” la prohibición de fumar dentro de los bares, e incluso considera que este tema lo debería decidir la gente mediante una votación. Este ciudadano considera que salir a la calle cada vez que tiene ganas de un tabaco es molestoso y peligroso porque hay el riesgo de sufrir un asalto o una agresión.
Por su parte, las personas que están a cargo de este tipo de establecimientos alegan que lo único que hacen es cumplir la ley para evitar sanciones que incluyen multas de 10 remuneraciones básicas (USD 2 640) y la clausura del local por 15 días.
Roberto Guaña es administrador del restaurante Mama Clorinda. Él comenta que al inicio los clientes se molestaban por la prohibición, e inclusive desistían de comer en el local porque preferían ir a un lugar donde sí les permitan fumar. Sin embargo, conforme pasa el tiempo la gente se ha acostumbrado a las nuevas reglas.
Cada salón de este restaurante cuenta con cuatro letreros que lo identifican como un espacio libre de humo. Además han suspendido la venta de cigarrillos para cumplir con las exigencias del Municipio, según Guaña.
Así como hay locales que han tenido que acoplarse a la nueva normativa, también hay otros en los que siempre ha sido prohibido fumar. Ese es el caso de Casa Quebecuá, donde únicamente está permitido el humo de la parrilla, cuenta su administradora, Liz Varona. Ella está a favor de esta iniciativa porque no se le puede obligar a una persona que no fuma a inhalar el humo del cigarrillo, aunque le desagrada tener que limpiar permanentemente las colillas que los clientes botan en la vereda.
Inclusive, algunos fumadores también apoyan la medida. Fernanda León trabaja como mesera en un local de la zona y fuma un cigarrillo mientras espera que abran el local donde labora. Mientras tanto, asegura que el humo del tabaco hace daño, por lo que no le parece correcto que otras personas y en especial los niños se expongan a los nocivos efectos del cigarro.
En los locales que ofrecen platos típicos del Medio Oriente el cigarrillo también está prohibido, sin embargo a la gente se le permite fumar las pipas árabes en el interior de los establecimientos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es la causa principal de muerte evitable y se calcula que cada año mata a más de cinco millones de personas en el mundo. Además, quienes fuman de forma regular se exponen a enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas, cáncer, entre otras.