San Lorenzo es un enclave marino ubicado en el suroeste de Manta, Manabí. Este sector cada año se convierte en el punto de arribo de decenas de tortugas marinas que llegan a depositar su huevos. En los 2,5 kilómetros de longitud de la playa de San Lorenzo, los investigadores ejecutan un plan de protección de las tortugas marinas y lo hacen desde hace dos años.
En el extremo norte de la playa se concentra la mayor cantidad de nidos. Todos están identificados. Tres guardaparques y un biólogo se encargan del monitoreo diario del arribo y eclosión de los nidos de tortugas de la especie golfina (Lepidochelys olivácea) y verde (Chelonia mydes).
Estos animales, según Luciano Ponce, biólogo de Pacoche, llegan durante todo el año para depositar sus huevos. En el 2013 se registraron 198 arribos y fueron confirmados 144 nidos.
El pasado viernes, a las 08:00, de un nido eclosionaron 70 pequeñas tortugas. Una pertinaz lluvia que caía sobre el perfil costero del sur de Manabí en un principio parecía que afectaba el movimiento de los animales que medían entre 8 y 10 centímetros. Uno de los guardaparques retiró una malla que estaba sobre los nidos para protegerlos del ataque de otras especies.
Fue entonces cuando las pequeñas tortugas después de haber roto el cascarón emprendieron una desenfrenada carrera hacia el mar. Ese espectáculo natural fue presenciado por 15 turistas que se hospedaban en una de las hosterías del lugar.
El biólogo peruano Roberto Ruiz, de visita en San Lorenzo, nunca había observado ese suceso natural. “Las tortugas verdes, contradictoriamente, nacen negras. De cada 1 000 viven una o dos según los registros de estudios realizados por expertos en el mundo; aquí las cuidan. Me pregunto ¿qué pasa con sus depredadores naturales?”.
Precisamente, el proyecto del área protegida Pacoche apunta a la preservación de la especie en tierra. En el mar es otra historia. El experto en temas de flora y fauna en Manabí, Rody Macías, asegura que a más de San Lorenzo las tortugas anidan en las playas de Parque Nacional Machalilla (PNM) y en el norte de la provincia. “Las tortugas están protegidas en el mundo bajo convenios internacionales, Ecuador está suscrito a esos acuerdos, creo que se hace un buen trabajo”.
El proyecto de protección en Pacoche consta del monitoreo las 24 horas desde que las tortugas llegan a depositar sus huevos todo el año.
Luego se realiza el seguimiento de las huellas de las tortugas madres y se identifican los nidos. Después se los marca con cintas plásticas amarillas.
Esa es una señal para que los turistas y pescadores sepan que no tienen que irrumpir en esa porción de la playa.
El trabajo de rastreo se prolonga en cada nido 60 días, hasta que empieza la eclosión.
Los guardaparques realizan rondas en turnos las noches y madrugadas, pues muchas veces, el desove y la eclosión se desarrolla por las madrugadas.
En el proyecto también se trabaja en el control de la contaminación lumínica. Según el biólogo Ponce, las luces que existen en las construcciones ubicadas al filo de la playa desorientan tanto a las tortugas cuando llegan a ubicar sus huevos en nidos y también a los pequeños cuando salen de sus huevos.
En ambos casos se guían por el resplandor de la luna.
Los propietarios de hosterías y casas de descanso colaboran con el proyecto y apagan las luces por las noches y madrugadas, comenta Ponce. El monitoreo sirve para determinar el comportamiento de las especies. A mediados de diciembre pasado se detectaron huellas de posibles arribos de dos tortugas Laúd (Dermochelys coriácea), especie que está al borde de la extinción. “Está confirmada la existencia de un nido de Laúd; para mediados de febrero podrían eclosionar sus huevos”, sostuvo Ponce.
Las playas de la reserva de Pacoche están consideras en la actualidad como las de mayores índices de anidación debido a los continuos arribos de tortugas, comentó Ángelo Traverso, director del Ministerio del Ambiente en Manabí. Se ha incluido a las playas de Santa Marianita, La Botada, Río Caña y Santa Rosa al proyecto de monitoreo pues ahí también se han registrado nidos de tortugas verde y golfina.
La Botada, ubicada al extremo norte de San Lorenzo, es un pequeño enclave marino con poca frecuencia de habitantes y extranjeros, no hay construcciones de ningún tipo y eso la hace apta para que las tortugas lleguen, hagan nidos y depositen sus huevos. En esa playa se ha detectado la huella de la tortuga laúd, una especie que mide unos dos metros.
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En lo que va de este mes se han registrado 200 arribos de tortugas y están confirmados 171 nidos. En su edad adulta la tortuga verde puede llegar a medir hasta 1,66 metros de longitud y las más pequeñas entre 65 y 68 centímetros. La tortuga golfina presenta un 60% de arribos a San Lorenzo.
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