Científicos cubanos y japoneses encontraron en los últimos 15 años vestigios del asteroide que, según se afirma, acabó con los dinosaurios y cuyo impacto central ocurrió en lo que es hoy la península de Yucatán.
El cataclismo que ocurrió hace 65 millones de años cambió la configuración de mares y costas de la región, tuvo una onda de expansión que dio la vuelta al mundo y dejó en la atmósfera polvo de rocas que causó largas noches artificiales.
Ahora, los investigadores encontraron en el oeste del actual territorio cubano “las mejores muestras de roca de toda la región del Caribe” en relación con ese impacto, comentó la página de Ciencias del diario oficial Granma.
Los fragmentos presentan huellas de gigantescas y continuas olas y tsunamis que causó el choque del asteroide, y contienen iridio, un metal raro en este planeta pero común en los meteoritos que llegan de los confines del espacio.
La búsqueda fue desarrollada desde 1997 por especialistas del Museo Nacional de Historia Natural, el Instituto de Geología y Paleontología, cubanos, y la Universidad de Tokio.
El impacto del asteroide, que tenía entre 10 y 14 kilómetros de diámetro, ocurrió en las inmediaciones de la actual Península de Yucatán, donde se encontró un cráter de más de un kilómetro de profundidad, denominado “Chicxulub” en lengua indígena.
Tuvo una potencia equivalente a mil millones de bombas atómicas como la lanzada sobre Hiroshima.
Teorías recientes polemizan sobre la extinción de los dinosaurios, que desaparecieron “de golpe” tras ser los dueños del planeta por millones de años, pero no dudan sobre la caída del gigantesco asteroide sobre esa parte del mundo.
Cuba parece ser el escenario de más de un misterio arqueológico, algunos mucho más recientes en la historia como la Atlántida.
Un equipo cubano-canadiense reportó en el año 2000 que hizo descubrimientos en los mares frente al punto más occidental de Cuba, la península de Guanahacabibes, que “podrían ser” -dijeron- las ruinas de una ciudad de seis mil años de antigedad que enseguida recordó a la mítica Atlántida.
Los científicos integrantes del proyecto Exploramar, que se dedica normalmente a la búsqueda de naufragios y sus tesoros, tomaron fotos a 650 metros de profundidad en el mar Caribe, entre la península cubana de Guanahacabibes y la región mexicana de Yucatán.
Un robot submarino equipado con cámaras, luces y sonares localizó los supuestos restos de edificaciones hechas por el hombre.
Los investigadores hablaron de una gran meseta de tierra con rastros de lo que parecen ser enormes estructuras arquitectónicas de factura humana parcialmente cubiertas por la arena. También fotografiaron senderos que vieron como caminos hundidos por algún cataclismo quizá semejante al que acabó con los dinosaurios.
No obstante, otros estudios han refutado o permanecido escépticos ante tales “hallazgos” y atribuyen las “formaciones” descritas como artificiales, a caprichos de la erosión marina.