En el noroccidente de Pichincha se promueven actividades como la agricultura orgánica y la permacultura.
A solo 45 minutos de Quito se encuentra la recién declarada por la Unesco como Reserva de Biósfera Chocó Andino de Pichincha. Esta zona busca demostrar al mundo que es posible tener una relación armoniosa entre desarrollo y conservación.
El territorio de 286 805 hectáreas recibió la distinción internacional esta semana en Indonesia. El componente más importante es que sus habitantes fueron los principales gestores de que esta declaratoria se convierta en una realidad.
Inty Arcos, coordinador Técnico de la Mancomunidad del Chocó Andino, cuenta que los procesos para lograr un desarrollo sostenible en la zona comenzaron hace alrededor de 20 años y se fortalecieron hace cuatro.
Los tres cantones, las nueve parroquias rurales y las 76 comunidades que conforman la mancomunidad se han encargado de promover la gobernanza ambiental y el manejo sostenible de la tierra a través del apoyo a los productores para que mejoren su calidad de producción, su rendimiento y contribuyan en la conservación de los ecosistemas.
Arcos cuenta que la mancomunidad también está trabajando en educación ambiental y en formas para fortalecer la ganadería sostenible, la agricultura orgánica, la permacultura y las nuevas tecnologías.
Las actividades de la mancomunidad permitieron que esta zona pueda ser tomada en cuenta para la postulación ante la Unesco. En junio del año pasado se enviaron los expedientes y esta semana recibieron finalmente la noticia que estaban esperando para asegurar la sostenibilidad y protección de sus territorios.
Saadia Sánchez, representante de la Unesco para Colombia, Ecuador y Venezuela, explica que se tomaron en cuenta siete aspectos para la declaratoria que hacen referencia a la relación de equilibrio entre quienes hacen uso de los recursos y la biósfera.
El Chocó Andino en esta ocasión cumplió con todos los requisitos, pero deberá esforzarse por mantener su estado. El organismo internacional hará una revisión de las condiciones de esta zona en el futuro y, si no cumplen con los parámetros, el país será advertido y después la zona podría ser retirada de la lista de la Red Global de Biósferas de la Unesco.
Para Manuel Peralvo, coordinador de Investigación del Programa de Bosques Andinos del Consorcio para el Desarrollo de la Ecorregión Andina (Condesan), lo interesante de este modelo es que busca la participación activa de la población, los gobiernos locales, las Organizaciones No Gubernamentales y las autoridades nacionales. El reto es crear una plataforma de gobernanza con estos actores.
Tarsicio Granizo, ministro del Ambiente, dice que este es un trabajo colectivo. El siguiente paso es una “planificación inclusiva” para definir responsabilidades, entre estas los presupuestos que se necesitan. Se prevé una reunión para el próximo 6 de agosto.
Según Granizo, hay experiencias positivas con las otras seis Reservas de Biósfera que existen en Ecuador, ya que la declaratoria les ha ayudado a dar un valor agregado a sus productos y a tener mayor visibilidad a escala internacional. Pertenecer a la red también permite intercambiar experiencias con otras biósferas.
En la Reserva del Bosque Seco, que se creó hace un año, los pobladores están poniendo un sello en sus artículos que indica que estos provienen de un área protegida, lo que los hace más atractivos al público.
Desde el 2014 hasta el 2016, se estima que el Estado ecuatoriano invirtió cerca de USD 4 millones en las áreas protegidas que forman parte de las Reservas de Biósfera, sin incluir Galápagos. Por aporte de cooperación internacional, las mismas recibieron más de USD 4 millones y medio.
Arcos espera que, tras la declaratoria, se fortalezca el apoyo por parte de las autoridades pero, sobre todo, puedan blindarse contra las actividades mineras. En las tres zonas núcleo de la reserva no se permitirán este tipo de actividades. Estas áreas abarcan 12 tipos de bosque, una reserva geobotánica, un bosque modelo iberoamericano, nueve bosques protectores, tres áreas de conservación y uso sustentable y el corredor del oso andino.