Los chamanes aún conservan las tradiciones de los tsáchilas

Las mujeres se reúnen a ensayar tres veces por semana. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO

Las mujeres se reúnen a ensayar tres veces por semana. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO

Las mujeres se reúnen a ensayar tres veces por semana. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO

Visten con sus trajes tradicionales de la cultura Pilahuín y se preparan para salir al escenario. Son 44 mujeres entre jóvenes y amas de casa que integran el coro Misterio Corona de Vida, perteneciente a la Iglesia Evangélica de esta parroquia localizada en la vía Ambato-Guaranda.

Están ataviadas con un anaco negro y blusa blanca con bordados a mano de hilos de colores. Las dos prendas están ajustadas a la cintura con un chumbi (faja en español) de color azul y un reboso rojo. Antes de pisar las tablas realizan el último ensayo.

Las notas agudas y alargadas de la música suenan uniformes y con ritmo. “¡Estamos listas!”, dice María Moposita, directora del coro, mientras entrega las últimas indicaciones a las coristas que lucen nerviosas.

En el escenario los movimientos son coordinados y sus voces casi idénticas atraen a los 200 asistentes al matrimonio de Wilmer Guallco, de 24 años, con Jessica Tasna, de 23. Todas las melodías las interpretan en kichwa.

Moposita cuenta que el coro se inició con cinco personas y ninguno sabía cantar, pero con ejercicios corporales, de vocalización y del diafragma para la respiración lograron afinar sus voces. Poco a poco el número se integrantes se incrementó. En sus presentaciones tiene una buena acogida porque recuperan ritmos ancestrales.

El coro ya se presentó en Guaranda, Latacunga, Santa Elena, Azogues, Ibarra, Otavalo, Guayaquil, Quito, Loja y su aspiración es salir a escala internacional como Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela y otros países.

Dejando sus actividades agrícolas, en el hogar se reúnen para los ensayos y las prácticas vocales tres veces a la semana con la idea que las voces se afinen.
En su formación les capacitaron otros coros indígenas de la provincia de Cotopaxi. “Lo importantes es trabajar en equipo, nadie es la estrella porque todos hacemos la misma labor”, dice la directora.

El grupo está integrado por 44 mujeres, entre 16 y 45 años. Se fundó en 1999 y en el 2014 grabaron el álbum que arrancó su carrera discográfica.

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