El poder de chamanes se esconde en un accesorio simbólico

Agustín Calazacón practica la medicina ancestral en la comuna Chigüilpe. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO

Agustín Calazacón practica la medicina ancestral en la comuna Chigüilpe. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO

Agustín Calazacón practica la medicina ancestral en la comuna Chigüilpe. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO

Cuando un tsáchila asciende a chamán hereda un poder que lo lleva hasta la muerte.

Es un símbolo espiritual y otro físico que le da su mentor cuando lo consagra en una ceremonia en la comuna.

El flamante poné, como se conoce a los chamanes en el idioma tsa’fiki, recibe en ese ritual la corona de algodón y un accesorio simbólico que concentra todo su poder, sabiduría y conocimientos.

Los tsáchilas dicen que ese elemento es sagrado y por eso lo conservan en un lugar secreto; ya sea en el bosque, en sus fincas o en sus comarcas.

El coordinador de ponés de la etnia tsáchila, Héctor Calazacón, explica que el símbolo tiene varias representaciones y puede reflejarse en un madero, un hilo de fibra de abacá, en una piedra o en una cinta.

La variedad de elementos se emplea como una forma de hacerlo pasar desapercibido ante otras personas que podrían utilizarlo para debilitar al experto, agrega Calazacón.

Ningún chamán puede dar referencias sobre dónde se encuentra su elemento mientras ejerza la medicina ancestral y los rituales autóctonos.

Solo si se encuentra en los últimos momentos de su vida puede revelar el secreto a quien preside el Cabildo Comunal, que es el máximo ente dentro de la comuna.

Ese procedimiento es necesario para la ceremonia del funeral, donde el líder de la tribu garantiza que el poder se va con el alma del difunto.

Según el gobernador tsáchila, Javier Aguavil, este ritual permite alimentar la cosmovisión de los expertos, que en un futuro podrán invocar al espíritu del muerto para lograr sanaciones, designios de sus voluntades e invocaciones a la madre naturaleza.

En la nacionalidad Tsáchila existen alrededor de 103 chamanes, entre hombres y mujeres. En el artículo 6 del reglamento para la práctica de la medicina ancestral tsáchila se señala que un poné puede llegar a ser considerado como tal luego de haber cumplido 12 años como aprendiz o vegetalista. También, “haber aprobado el examen correspondiente ante el Consejo de Ancianos conformado por los Pone Unicala, escogidos para el efecto, uno por cada Cabildo Comunal”.

Aguavil asegura que esta normativa plantea como requisito indispensable los años de experiencia, precisamente por la responsabilidad que implica llevar los secretos.

De hecho, no todos los tsáchilas que llegan la edad de adultos mayores son chamanes. Hay casos en los que solo son vegetalistas.

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