La chakana andina es el nexo entre el hombre y la naturaleza

La chakana se armó para el inicio del Festival de la Chicha, que se realizó en Shiña, Nabón.

La chakana se armó para el inicio del Festival de la Chicha, que se realizó en Shiña, Nabón.

La chakana se armó para el inicio del Festival de la Chicha, que se realizó en Shiña, Nabón. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO

La chakana es el símbolo más importante de la cultura andina. En el imperio inca esta figura geométrica fue usada como ordenador de los conceptos matemáticos, religiosos, filosóficos y sociales. Ahora, la cruz andina sigue presente en los rituales ceremoniales.

De acuerdo con las investigaciones, la palabra chakana es un término kichwa que significa “puente a lo alto” y que según Manuel Sarango, presidente de la Coordinadora del Pueblo Kichwa Saraguro, representa la unión entre el mundo humano y lo que está arriba o el cosmos.

El diseño de la cruz andina tiene la forma de escaleras por los cuatro lados, aunque por facilidad en la actualidad algunos la hacen en forma cuadrada o circular, “pero tiene el mismo significado y siempre está ricamente adornada con granos, pétalos de flores, frutas, piedras, plantas medicinales y aguas…”, dice Sarango.

Los peldaños de la chakana tienen forma simétrica y en la parte central hay un círculo dividido en dos partes que representa la dualidad. Las puntas son las cuatro divisiones del Tahuantinsuyo.

Para los incas fue un elemento sagrado que reunía poder, misticismo y sabiduría, cuenta la indígena Rosa Guamán. “Pero también marca la relación del hombre en armonía con la naturaleza y el mundo espiritual”.

Esta cruz ejerció una influencia en el imaginario de los pueblos indígenas asentados en la Cordillera de los Andes como salasacas, cañaris, saraguros, otavalos, puruhaes… Por eso, las nuevas generaciones mantienen como el elemento principal en las celebraciones culturales, religiosas, políticas y otras manifestaciones propias de las costumbres y tradiciones de los pueblos.

Por ejemplo, la celebración del Inti Raymi, Pawkar Raymi, Koya Raymi y Killa Raymi -que están relacionados con el sol, la siembra, la germinación y la cosecha- se inician con rituales ancestrales que tienen como elemento principal a la chakana. Estos ritos se cumplen con yachaks o sabios.

Según Sarango, en la última década su uso se ha fortalecido entre los pueblos indígenas y por eso la utilizan para empezar alguna protesta, cambio de mando de autoridades, fiestas tradicionales… como una especie de bendición.

En el Festival de la Chicha, que se realizó hace tres semanas en Shiña, en el cantón azuayo de Nabón, hubo un ritual con la chakana ofrecido por Florinda Morocho, de 70 años. Lo mismo ocurrió en la fiesta del Taita Carnaval de Cañar y en el cambio de mando de las autoridades del Cabildo del pueblo Saraguro, este año.

Para Morocho, la ceremonia que incluye una chakana es un acto solemne, a cargo de yachaks, quienes conocen los principios básicos de la cosmovisión andina y la fuerza de los elementos como la tierra, agua, fuego y aire.

Ellos conocen los espacios sagrados en sus territorios para invocar a los dioses y la dualidad entre el hombre-mujer. “Ese conocimiento lo heredamos de nuestros ancestros”, explica Morocho.

Por lo general, esa ceremonia de invocación está acompañada por músicos que tocan el tambor, la flauta y la kipa. “La chakana es un encuentro con la Pachamama y una invitación para conservar el planeta para las nuevas generaciones”, señala Morocho.

Los alimentos que adornan la cruz andina son sanos y al final de la ceremonia las frutas pueden ser consumidas entre los presentes, dice Sarango.

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