Cena de las Rosas organizada por la Fundación Reina de Quito. Foto: Vicente Costales / El Comercio
La noche del viernes, 29 de mayo, se celebró la sexta edición de la Cena de la Rosa. El evento organizado por la Fundación Reina de Quito tuvo como motivación principal recaudar fondos para el proyecto Aprendiendo a Vivir. La Cena se ha posicionado, cada año, hasta convertirse en lo que es hoy, un símbolo de calidad gastronómica para los restaurantes galardonados.
Por segundo año consecutivo uno de los requisitos de participación de los chefs fue que elaboraran sus platos con productos locales. El chef Carlos Gallardo, quien participó como presidente del jurado en el evento, comenta que el peso del evento “se ha acoplado a la tendencia de rescatar los sabores tradicionales“. Demostrando así que la cocina latinoamericana, oriental y europea se pueden fácilmente elaborar con productos ecuatorianos.
En las instalaciones del Palacio de Cristal se juntaron 16 restaurantes para competir por la rosa de oro en cuatro categorías. El público presente pudo degustar –en formato buffet- los platos de todos los locales participantes.
En la mañana del viernes un jurado internacional y nacional valoró los platillos en lo que se conoce como una cata a ciegas. Si bien el jurado no estuvo vendado los ojos, no conocía de quién era el plato que evaluaba. Así, explica Gallardo, se tomó en consideración cuatro aspectos principales: la sanidad, presentación, sabor y maridaje, es decir la composición adecuada del plato.
Henry Richardson, chef y mentalizador del evento, dice que ha visto un giro en la gastronomía ecuatoriana a lo largo de estos años de entregar premios. “A criterio de los chefs internacionales el nivel del Ecuador ha tenido un crecimiento de 300% y cada año sube la barra“, dice Richardson. Para el organizador, la Cena de la Rosa evidencia el despertar de la gastronomía ecuatoriana. Puesto que ahora “tiene un nuevo look, ya no es comida típica sino contemporánea“, asegura Richardson.
Los restaurantes fueron premiados pasada la media noche. Entre los ganadores estuvo el Hotel Casa Gangotena, en la categoría de comida ecuatoriana, con el Viche de langostino, premio que repite por segundo año consecutivo. Así mismo, repite el premio en la categoría de cocina oriental el restaurante Hanzo, quien presentó una Degustación de causas estilo nikkei.
En la sección de comida latinoamericana se premió al restaurante Locanda, del Swissotel, por su preparación de Atún marinde. Mientras que el local Ciré se llevó la rosa de oro por la preparación Coral. El galardón al mejor postre se lo llevó Casa Gangotena por su fusión titulada Los Andes y el cacao.
El chef Edgar León, quien fue miembro del jurado, mencionó que la evaluación de los platos buscó armonía, “los alimentos seducen a los sentidos a través de cada una de sus expresiones“ y estos detalles entregaron los platos ganadores.
El conocimiento y la técnica utilizada por cada chef aportan personalidad a los productos finales. Personalidades que –según León- dejan ver el alto nivel de la cocina ecuatoriana en manos ecuatorianas “y lo que me ha encantado es que quienes nos sorprendieron fueron chefs jóvenes“, concluye León.