En los pasillos hay carteleras con avisos en los que se lee “Compañía de telecomunicaciones requiere 10 profesionales con título de técnico y tecnólogo…”. Y en su escritorio, Fernando Andrade, rector del Instituto Central Técnico, muestra más pedidos. Uno de ellos es de una industria hidráulica que solicita un banco de datos de egresados, para contratar, y un convenio para prácticas pre profesionales.
“Desde el tercer semestre, el 95% de estudiantes consigue trabajo. Los ‘centralinos’ son muy cotizados. Por eso las clases son en la tarde, de 17:15 a 22:15”, apunta Alexis Benavides, director académico de este, uno de los 137 institutos públicos del país.
Ellos están entusiasmados con la apuesta por la revalorización de las carreras técnicas y tecnológicas y la reconversión de los institutos. En ese propósito, hasta el 2016, la Secretaría Nacional de Educación Superior (Senescyt) invertirá USD 308 millones. Este sábado 29, más de 250 000 bachilleres rendirán el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES). Y Galo Nina, subsecretario de Formación Técnica y Tecnológica, recomienda ver a este nivel como una opción y no solo a las universidades.
Él y el rector Andrade hablan sobre un prejuicio que subsiste: padres y chicos creen que hay que estudiar una ingeniería para ser alguien. Nina señala que los títulos de institutos ofrecen opciones reales en el sector productivo, luego de solo dos y tres años de estudios.
Santiago Brito, de 37 años, estudió Administración de Empresas en el Instituto Alemán. Es empresario privado, brinda capacitación y también importa tecnología para niños.
Para ocupar cargos gerenciales en multinacionales no necesitó ser ingeniero. Admite que en Latinoamérica aún existe el estereotipo que obliga a muchos a estudiar carreras universitarias. Él inició su vida laboral a los 19 años y ha seguido capacitándose en el extranjero. Alguien que se destaca como dirigente estudiantil es Pamela Cajamarca, de 22 años, cursa el quinto semestre (sonseis) de Mecánica Automotriz, en el Central Técnico, norte de Quito. En su aula es la única mujer entre 22 compañeros. Se graduó en el Colegio Experimental Quito, siempre pensó en una carrera de este tipo.
Le atraen los vehículos y la posibilidad de conseguir un empleo rápido. Ahora, de 08:00 a 17:00, trabaja como ayudante en AutoVeloz, por la Río Coca.
No ha descartado, en el futuro, continuar sus estudios en una universidad. Entre al menos 20 carreras con nuevas mallas curriculares constan esta y otras tecnologías como Química, para la industria farmacéutica Enfarma; desarrollo de software, minería subterránea, seguridad ciudadana y orden pública; seguridad penitenciaria, que se desarrolló en coordinación con el Ministerio de Justicia. Se hacen ajustes en los institutos pedagógicos, para que ofrezcan solo el título de asistentes de aula.
El Grupo Fybeca, según contó Nina, les ha pedido trabajar en una tecnología en farmacéutica. Hoy, médicos o ingenieros químicos son dependientes de sus boticas. Con Siemens están por cerrar un acuerdo para ofertar Mecatrónica industrial. Con el Municipio de Quito también esperan llegar a un acuerdo para preparar especialistas en el mantenimiento del Metro, por ejemplo mecánicos en manejo de rieles.
Buscan que en el proyecto de inversión los adjudicatarios de la obra se comprometan a apoyar esta idea, para traspasar el ‘know how’. “Que no nos pase como hace 20 años, se tuvo que traer a técnicos españoles apenas se dañó el trole”.
Lo mismo se haría con otros megaproyectos en el país, como la Refinería del Pacífico. Con el Ministerio del Ambiente arman una tecnología en monitoreo medioambiental, que estaría disponible en la Amazonía, Sucumbíos, Napo, Esmeraldas y Zamora.
En la capital también los jóvenes podrán prepararse para ser guías turísticos en el Instituto Sectorial de Turismo y Patrimonio. Así como para manejar logística de almacenamiento y distribución, es posible que esta carrera se imparta en la zona de Tababela, cerca del aeropuerto. En el país hay unas 842 carreras técnicas y tecnológicas. Con la reconversión, quedarán unas 100, alineadas al cambio de matriz productiva ofertadas en 40 institutos, diseñados a la medida de las necesidades de talento humano del sector productivo.
Hasta septiembre, Nina dice que aspiran ofrecer por lo menos 50 mallas nuevas, que se ajustarán a las necesidades que tiene ahora el país.
En contexto
Una vez rendido el ENES, los estudiantes que desean acceder a la educación superior pública continuarán con el proceso del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión. Esto no es obligatorio para quienes deseen vincularse a las U. autofinanciadas y cofinanciadas.
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