La cantante ecuatoriana María Tejada habla sobre su nuevo trabajo discográfico ‘esencia’ en el que trabajo en conjunto con el guitarrista Julio Andrade. El lanzamiento oficial será el jueves 12 de febrero en el Teatro Variedades
‘Creía que no existía esa tradición en el Ecuador”. Casi 10 años tardó Dondald Régnier, músico y productor francés, en (re)conocer que en el país existe todo un movimiento en torno a la canción de autor. Una realidad que tiene, por lo menos, dos razones: la falta de escenarios para que los músicos presenten su obra y el escaso apoyo de las radios para difundir sus temas.
En las próximas semanas circulará ‘Antología del silencio’, una producción discográfica del Ministerio de Cultura y Patrimonio, en la que participan 13 cantautores ecuatorianos.
Con esto, la deuda intenta ser saldada con un gremio que ha permanecido parcialmente al margen de la industria musical ecuatoriana. Al mismo tiempo, la aparición del álbum, es la oportunidad para establecer el horizonte de la canción de autor en el país.
Régnier, quien trabajó en el equipo de producción del disco, explica que una de las cuestiones que se pone en escena en la actualidad son los intercambios entre los cantautores y los intérpretes de sus obras.
Afirma que la Ley del 1×1, por ejemplo, es una oportunidad para que las canciones salgan de las manos de quienes las crearon y empiecen a circular entre cantantes como Carlos Grijalva, Mariela Condo o Karina Clavijo, quienes dedican su tiempo a la voz y no exclusivamente la instrumentación.
Aunque la mirada de Régnier parecería ir en tono distinto a lo que ha caracterizado a la canción de autor, que se define como aquella música creada e interpretada por la misma persona, lo cierto es que la historia ha dado muestras de cierta flexibilidad en torno a este tipo de composiciones.
En ese sentido, la cantante María Tejada da nombres como los de Chavela Vargas, Ella Fitzgerald, o Susana Baca, quienes han sido las encargadas de difundir la canción de autor de sus países a pesar de que varios de sus temas icónicos no eran de su autoría.
De hecho, el caso de Tejada es similar. Ella admite que no es buena para escribir las letras de una canción. Sin embargo, “me he dedicado a estudiar canto; me siento una intérprete”, dice. Su gran desarrollo de la técnica vocal es claramente plausible en el disco ‘Esencia, que se presenta esta noche en un concierto que incluye composiciones de trovadores locales.
Para el productor musical Pablo Villacís, el futuro de la canción de autor en el país depende de que sus músicos entiendan que se encuentran en el momento de difusión y no de ventas a escala masiva. “Ahora la gente debe escuchar lo que tenemos, digerirlo para que cree una relación con autores como Álex Alvear o Fabián Meneses, por mencionar un par”.
La cantautora Carolina Lizarzaburu dice, por su parte, que la única forma en la que estas obras no queden en el olvido es cediéndolas a los cantantes. “Así se creará un circuito de difusión que obligará a quienes cantamos a rastrear lo que hacen nuestros músicos”, comenta. Pero para que esto sea efectivo, ella advierte que se deberá tener en cuenta la cuestión de los derechos de autor, y que las radios no se nieguen a pasar esta música en sus programas.
Meneses, una de las leyendas vivas en la trova ecuatoriana, admite que el desconocimiento de la canción de autor tiene, al menos, dos responsables: los medios y los músicos. Por una parte, los primeros apenas conocen dos o tres nombres. Del otro lado, ellos no se han encargado de establecer un sistema eficiente de difusión de su obra.
A su criterio, la sobrevivencia de quienes se dedican a este espectro de la música dependerá, en gran medida, en las alianzas estratégicas que se logren establecer entre todos quienes forman parte de la industria musical: productores, arreglistas, intérpretes, compositores.
Asimismo, comenta que el Estado deberá involucrarse en este universo sonoro. Por último, los académicos deberían asumir el compromiso de escuchar a quienes trabajan en este tipo de piezas para traducir su música a notación musical moderna y otorgarle así mayor presencia entre las jóvenes generaciones de intérpretes.
En el trasfondo de todo esto, Villacís apunta que también es necesario que le gente ya no vea a la canción de autor como música protesta. “Es una música que te propone, que te dice algo de nuestra realidad”, dice.
Algo similar opina Meneses, para quien el futuro de quienes están en este oficio dependerá, en buena parte, de la formación académica que tengan y, al mismo tiempo, de su capacidad crítica para juzgar a la sociedad y crear una lírica singular, con un lenguaje rico en imágenes pero no directo en sus mensajes.
Julio Andrade, quien trabajó en ‘Esencia’ junto a María Tejada’, dice que una de las problemáticas es ubicar dónde se encuentran los cantautores y qué se encuentran haciendo. Tras conocerlos, “se podrá saber cómo tratar su música y hacia dónde se deberá ir”, concluye el guitarrista.