El poblado de Sisid muestra sus atractivos a los turistas

Segundo Chimborazo (izq.) explica a los turistas franceses sobre el recorrido.

Segundo Chimborazo (izq.) explica a los turistas franceses sobre el recorrido.

Segundo Chimborazo (izq.) explica a los turistas franceses sobre el recorrido. Foto: Lineida Castillo/EL COMERCIO

El poblado de Sisid, ubicado en la provincia de Cañar, fue un tambo (zona de descanso) que formó parte del Camino del Inca. Ahora es una comunidad ubicada a cinco minutos del Complejo Arqueológico de Ingapirca y se dedica al turismo comunitario.

Sisid ofrece su riqueza natural, arqueológica, patrimonial y cultural. Hasta hace siete años, las operadoras turísticas llegaban con grupos de extranjeros para recorrer la zona. Eso alertó a los habitantes y en octubre de ese año se organizaron para ofertar sus atractivos.

Más de dos años tardaron en readecuar -como centro de hospedaje- una antigua casona que sirvió anteriormente como convento. También repararon la capilla patrimonial, que tiene más de 350 años.

La inversión, que superó los USD 100 000, se financió con aportes de instituciones públicas y fundaciones. Además, 150 jefes de familia aportaron con la mano de obra.

En el 2013 empezaron a operar con el nombre de Centro de Turismo Rural-Comunitario Sisid-Anejo.Entre el martes y jueves pasados arribaron los franceses Chantal Guinard, Laetitia Elissalde, Jean Philippe, Gaelle Le Grand, Annie Joly y Joceline Guinehuk.

Durante esos tres días conocieron las costumbres y tradiciones de los cañaris. “Es un encuentro con nuestra cultura ancestral”, dijo Segundo Chimborazo, vicepresidente del Centro Comunitario.

Él dio la bienvenida a los visitantes y les sirvió el desayuno, que incluyó café en agua o en leche, máchica, papas cocinadas, jugo de fresa y huevos.

También les explicó que los alimentos que ofrecen son preparados con productos orgánicos, que se cultivan en la zona. Las familias de Sisid viven de la agricultura y la ganadería. La mayoría de productos se destina para el autoconsumo.

Para Felipe Chimborazo, presidente de la organización, el turismo comunitario aporta beneficios para las familias y la comunidad de Sisid. Antes de empezar con esta actividad, ellos conocieron las experiencias exitosas que hay en otras comunidades rurales del país.

Cañar es un lugar auténtico. “A los visitantes les encanta la cultura, la vestimenta, la comida típica, las frutas, el folclor y la diversidad arqueológica”, señaló la indígena Flor Yumisaca, quien es traductora de la agencia de viajes Saraurku, que llevó a los franceses.

Al turista Jean Philippe le gustó la “vida tranquila”.Para vivir toda la experiencia que plantea el Centro de Turismo Rural-Comunitario Sisid-Anejo, el visitante debe quedarse, al menos cuatro días.

En el primero escuchan la historia del pueblo, recorren la zona y los cultivos y conocen cómo los habitantes siembran, cosechan y ordeñan las vacas.

Al siguiente día visitan un museo donde se exhiben cerámicas y vestigios incas y cañaris. También recorren un tramo del Camino del Inca, que los lleva hasta Ingapirca. En la tarde participan en actividades recreativas con jóvenes de la comunidad.

En el tercer día recorren las ruinas de Culebrillas y Paredones, que son construcciones con roca andesita. En la tarde, los extranjeros reciben clases de un kichwa muy básico.

En el último día recorren otra parte del Camino del Inca. Se dirigen hacia vestigios arqueológicos. Finalmente, participan en una pambamesa o comida comunitaria. Los franceses que llegaron esta semana permanecieron tres días y estuvieron contentos con la experiencia turística.

Por estas actividades, cada visitante paga USD 45 por día. En ese valor están incluidos la alimentación, el hospedaje, guía y el ingreso al Complejo de Ingapirca, entre otros.

En la comunidad hay cuatro jóvenes preparados como guías y en esta ocasión les acompañó Juana Romero. “Me gusta mi trabajo porque los extranjeros valoran mi cultura”.

El Centro Turístico tiene capacidad para hospedar a 30 personas. Las ganancias que genera el turismo rural-comunitario se reinvierten en otras necesidades para mejorar el servicio, dijo Felipe Chimborazo. Cualquier decisión se toma en asamblea comunitaria, con la aprobación de todos.

Según Felipe Chimborazo, se alistan para que el centro ofrezca el servicio de hospedaje durante todo el año. Ahora solo trabajan con reservaciones y, en promedio, reciben tres grupos cada mes. La mayoría llega de Francia y de Canadá. Cuatro agencias del Ecuador hacen los contactos.

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