Mujeres de la provincia de Bolívar aún visten con bordados

Olga Pasto explica los diferentes diseños de blusas que vende en Guaranda.

Olga Pasto explica los diferentes diseños de blusas que vende en Guaranda.

Olga Pasto explica los diferentes diseños de blusas que vende en Guaranda. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La vestimenta tradicional de las mujeres indígenas de la provincia de Bolívar es colorida, estilizada y simbólica. Son prendas que no solo las visten las mujeres que habitan en las zonas rurales.

Martina Guzmán, viceprefecta de Bolívar, utiliza estas prendas para ir a trabajar a sus oficinas ubicadas en Guaranda. Explica que sus bordados y accesorios -como el sombrero blanco o las bayetas- tienen su propio significado. Sobre todo se refiere a los bordados.

En algunas blusas, dice Guzmán, se plasman dibujos que representan a la Pacha Mama, los animales y las plumas de las aves. Guzmán gusta de vestir colores pasteles y dorados.

De larga cabellera negra y ojos cafés, ella explica que en las blusas de color blanco se bordan tonos amarillos, verdes, azules, rojos, tomates... Son creaciones de hábiles manos de artesanas que dan forma a las hojas del maíz, plantas medicinales, flores de papa y aves de los pueblos andinos.

Estos símbolos autóctonos y estilizados son combinados con encajes y pequeñas cintas en los extremos de las blusas. Los finos bordados se destacan en las mangas cortas y en el cuello de las prendas.

“El bordado a mano le da un toque especial a la prenda y su valor asciende hasta los USD 30 por cada pieza”. Agrega, además, que el costo tiene relación con el diseño, que también se asemejan a los ­bordados que hacen las artesanas de Guaranda, Ambato y Ota­valo (Imbabura).

Los bordados en las camisas combinan con las gruesas fajas que sostienen el anaco negro y la bayeta, que va sobre la ­prenda. Las mujeres explican que la mama faja o faja gruesa es la encargada de marcar la cintura. Los diseños de la prenda están basados en rayas, rombos y círculos.

La modista Olga Pasto explica que estas fajas pueden llegar a medir 15 cm de ancho y sus colores pueden combinar con las bayetas. “También hay la guagua faja o faja pequeña, que sostiene el cabello. Las mujeres se hacen una trenza y al final se colocan la faja para sujetarla y que sirva como un adorno. Todo debe ir combinado”, indica la costurera.

Pasto tiene un local ubicado en el ingreso a Guaranda, donde están apilados en una estantería de cristal artículos de cuero, gorras de lana, ponchos y artesanías elaboradas en cabuya. En la pared están col­gadas blusas con diferentes ­diseños y alpargatas de diferentes modelos. En otro aparador hay cajas que contienen collares de mullos, aretes, prendedores y pulseras de color rojo y dorado.

La costurera, de 47 años, indica que la bayeta mide 1,20 m x 75 cm. Esta prenda se encarga de cubrir la espalda y parte del torso de la fémina del intenso frío y de la lluvia. El rebozo es sujetado con una tupulla o prendedor de plata. La prenda rectangular está bordada con hilos brillantes en los extremos. Mientras que flores, rosas y hojas se bordaron en las zonas laterales de la bayeta.

“Los jóvenes adaptaron algunos cambios que permiten mantener la vestimenta y la identidad del pueblo Waranka. Nuestra indumentaria se estaba perdiendo, pero poco a poco la estamos recuperando”, asegura Pasto.

Otro de los símbolos de la vestimenta es el anaco. Esta prenda se diferencia de los anacos de los pueblos Salasakas o Chibuleo por un adorno que está en los extremos de la prenda. Los hilos de color plateado, dorado y rojo bordean la tela.

Ana Rea, vecina de la parroquia Veintimilla, explica que la vestimenta de la mujer indígena de Guaranda es alegre. La funcionaria pública opina que los colores vivos las distinguen de los compañeros de Tungurahua y Chimborazo.

Por ejemplo, en el sombrero blanco de yeso usamos una cinta de color, mientras que los chibuleos colocan una cinta negra. “Estamos recuperando la vestimenta que se estaba perdiendo, porque ahora las mujeres jóvenes están vistiendo algo moderno, elegante y a la moda. Hay adaptaciones que se hacen en las blusas pero estas no pierden la esencia de nuestras comunidades”, asegura Pasto.

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