Tres tipos de bombas para destruir a grandes asentamientos humanos

Imagen de la nube que dejó la explosión de la bomba atómica de Hiroshima

Imagen de la nube que dejó la explosión de la bomba atómica de Hiroshima

Imagen de la nube que dejó la explosión de la bomba atómica de Hiroshima. Foto: Wikicommons

Durante las últimas ocho décadas, y por medio de una mejor comprensión de la física cuántica, científicos de todo el mundo han trabajado en proyectos gubernamentales para crear bombas de gran capacidad destructiva con el fin de demostrar su potencial bélico.

Desde este 6 de enero del 2016, los científicos de Corea del Norte se unieron a la historia del desarrollo de este armamento con la supuesta detonación de una bomba de hidrógeno en un campo de pruebas.

La bomba de hidrógeno, como la que Corea del Norte afirmó haber probado con éxito, tiene una potencia infinitamente superior a la atómica, empleada en Hiroshima y Nagasaki en 1945. Estas son fabricadas con plutonio o uranio radioactivo.

La reacción en cadena que desata su explosión libera energía en forma de calor, presión y radiación. Puede matar a cientos de miles de personas y devastar superficies enormes en un lapso muy breve de tiempo. La radiación radioactiva genera además daños de salud a largo plazo.

La bomba de hidrógeno o termonuclear, llamada bomba H, se basa en el principio de la fusión nuclear y libera una energía superior a las temperaturas y a las presiones solares. Cuando una bomba H estalla se producen explosiones químicas, nucleares y termonucleares en un lapso de tiempo infinitesimal.

Fue desarrollada bajo la dirección de Edward Teller en Estados Unidos y detonada por primera vez en 1952 en el océano Pacífico. Para hacer detonar este tipo de bombas se requieren más de 100 millones de grados. Por eso una bomba de hidrógeno contiene una bomba nuclear que funciona como detonadora.

Existe un tercer tipo de bombas para destrucción masiva. Se trata de la bomba de neutrones, que mata a seres vivos sin dañar construcciones y edificios. Así como el efecto de las armas nucleares tradicionales se da fundamentalmente a través de la ola de calor y de presión que generan, estas bombas liberan la mayor cantidad de energía en forma de radiación de neutrones.

Dependiendo de su intensidad, generan la muerte en pocos minutos o en semanas, mientras que las construcciones no sufren ningún tipo de daños. En el caso de esta bomba, desarrollada por el estadounidense Samuel Cohen en 1958, la presencia posterior de las sustancias es menor: la zona puede ser transitada sin riesgos un día después de la explosión.

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