El barco solar llegó a la Amazonía

Kara Solar recolecta donaciones a través de la página web de Crowfunding, para continuar con la iniciativa que busca preservar el ecosistema.

Kara Solar recolecta donaciones a través de la página web de Crowfunding, para continuar con la iniciativa que busca preservar el ecosistema.

Kara Solar recolecta donaciones a través de la página web de Crowfunding, para continuar con la iniciativa que busca preservar el ecosistema. Foto: Cortesía Kara Solar

El caudal del río, días de poco sol y horas de mucha lluvia fueron las mayores dificultades que tuvieron que enfrentar los primeros nueve tripulantes de Tapiatpia. A pesar de las complicaciones, pudieron cumplir su objetivo: probar que un sistema de transporte solar es viable en la Amazonía.

El 28 de marzo, la tripulación salió desde San Pablo de Kantesiya, con la esperanza de que el barco, en el que habían trabajado desde hace cinco años, llegara a salvo a Kapawi, territorio Achuar en Ecuador, para oficialmente iniciar sus operaciones con la comunidad.

Oliver Utne, fundador y coordinador del proyecto Kara Solar, cuenta que aunque durante los 1 800 km de recorrido hubo momentos en los que se cuestionaron su decisión, su apuesta por fortalecer la defensa de los bosques y la forma de vida de las comunidades fueron más fuertes.

Tras 25 días en los que tuvieron que maniobrar en cuatro ríos, esquivar los obstáculos que estaban en el agua, reparar hélices, disminuir su paso por la falta de sol y aprender a convivir entre personas de diferentes culturas, pudieron probar su teoría: la gasolina no es imprescindible para el transporte fluvial.

El Tapiatpia funciona con 32 paneles solares ubicados en el techo, los cuales captan la luz del día y la transforman en electricidad, que se almacena en las baterías. Estas están conectadas a dos motores eléctricos, que son controlados por el conductor en el volante.

Lo importante de este barco -dice Utne- es que se logró combinar la sabiduría ancestral con los avances tecnológicos y su diseño es una prueba de ello. Después de probar con varios modelos, se decidió utilizar la tradicional canoa amazónica, de fibra de vidrio.

Después de las celebraciones por la llegada del Tapiat­pia, se inició con la siguiente fase. La idea es que sea un transporte fluvial que beneficie a nueve comunidades a lo largo de 67 kilómetros de los ríos Pastaza y Capahuari.

Paola Maldonado, presidenta de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (Aldea), explica que el transporte será operado y administrado por los locales.

Aesta etapa del proyecto la llaman de apropiación de la infraestructura. Durante esta semana, la canoa visitará a los ­beneficiados y se permitirá que suban gratuitamente para que la conozcan. La regulación de la forma en la que operará y las tarifas se están discutiendo en asambleas locales.

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