‘El cerebro de Brian’ es un edificio levantado sobre un antiguo ferry en Penryn, Reino Unido
Cuando se afirma que el único límite para la arquitectura es la creatividad de quienes la practican no es una exageración o una utopía: es la más completa realidad. Un ejemplo de la trascendencia de este arte-ciencia es el trabajo que acaba de realizar el estudio arquitectónico inglés Marraum con una antigua barcaza de la Segunda Guerra Mundial emplazada en la rada de Penryn, Cornwall, Reino Unido.
Marraum Architecture, junto a Robotmother, transformaron este viejo ferry de propiedad de Jubilee Wharf en una funcional y estética oficina flotante de 624 m² de superficie, distribuidos en dos plantas, según informa el portal inhabitat.
Bautizada con el estrambótico nombre de ‘El cerebro de Brian’, este proyecto contempla, además de una oficina en el entresuelo, una biblioteca, salas de reuniones, recepción, áreas de trabajo, cocina-comedor , un taller en dos plantas y un altillo.
Como explicó el arquitecto Andrew, de RobotMother, a Archdaily, se buscó un diseño creativo con soluciones tecnológicas sostenibles.
“Las estructuras flotantes en Reino Unido no necesitan regulaciones de planificación o de construcción. Eso hizo que tuviéramos mayor libertad en el momento de diseñar”, escribieron los arquitectos. “No obstante, como había oportunidades hubo también desafíos, por lo que el diseño tenía que ser un proceso flexible para adaptarnos a lo que era posible, mientras creábamos algo excepcional”.
Por esa razón se construyó una oficina flotante relativamente ligera. Con una estructura de acero y materiales como el aluminio y la resina, el objetivo era que el ingenio resista el paso del tiempo y los efectos de la corrosión de la sal y el viento.
La incorporación de una caldera de biomasa, un baño seco (de compostaje), ventanas de aluminio y estructuras de resina garantizan un menor efecto contra el ambiente. El mobiliario tiene como material base a la madera, reciclada de los alrededores y, así, completa su propuesta ecoamigable.
Un techo de diente de sierra concentra el edificio y crea un espacio justo para la ventanería, que aprovecha de manera óptima la luz natural sin ganancia de calor solar.
Finalmente, una ventanería vertical de vidrio refuerza todos los costados de la oficina barcaza. Este factor optimiza las vistas del río Penryn, es decir, el paisaje circundante.