Un conjunto de telescopios de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) logró captar una agujero coronal en el Sol. Foto: NASA/SDO
Por medio del uso de rayos ultravioletas se logró captar a inicios de este año un agujero coronal. Son áreas en la corona solar más oscura. Su característica es que son de menor densidad y son más frías en comparación con las otras regiones de la estrella.
Los científicos han establecido que estos agujeros también son la fuente del viento solar que transporta partículas del Sol hacia afuera del Sistema Solar, lo que causa auroras (y tormentas geomagnéticas) que son visibles en la Tierra.
Los agujeros coronales pueden ser visibles durante cinco años pero pueden cambiar de forma dependiendo de las condiciones. Además, las investigaciones científicas sobre este fenómeno han establecido que los agujeros cada 11 años coronales alcanzan su máximo por ello su tamaño varía en cada función del ciclo solar.
Los efectos que este fenómeno puede provocar en nuestro planeta no son trascendentales ya que las corrientes de viento solar generadas por los agujeros coronales pueden tardar entre dos y tres días en llegar hasta la Tierra, por lo que “probablemente ya hayamos experimentado los decepcionantes efectos de este agujero particular”, según un artículo publicado por el medio The Atlantic.
El estudio del Sol ha llamado la atención de los científicos a escala mundial. Precisamente por primera vez, una misión diseñada para posar sus ojos sobre agujeros negros y otros objetos ubicados lejos de nuestro sistema solar se ha concentrado en observar más cerca de nuestro hogar, captando así imágenes del Sol.
El Conjunto de Telescopios Espectroscópicos Nucleares – Nuclear Spectroscopic Telescope Array o NuSTAR – de la NASA, ha tomado su primera fotografía del Sol, produciendo así el retrato solar más sensible que se haya logrado jamás en rayos X de alta energía, de acuerdo a una publicación en la página oficial de esta Agencia Espacial.