Los planteles y los profesores tienen prohibido vender los uniformes a sus alumnos. Sin embargo, algunos centros educativos de Quito incumplen la norma.
Si bien en el Colegio Simón Bolívar no se ofrecen las prendas, en las calles aledañas existen diversos locales. En la calle Manabí, decenas de padres hicieron ayer fila afuera de una bodega.
Un pequeño letrero de papel, hecho con una hoja tamaño A4, señala que adentro de la angosta puerta se venden los uniformes del Simón Bolívar. Allí, Ana Lincango ayudó ayer a las estudiantes a medirse las diferentes prendas. Al preguntar ¿quién es el dueño del negocio?, la mujer señaló que pertenece a “una señora” y prefirió omitir nombres.
Pero las facturas que los padres de familia recibieron indican que la razón social del negocio es la Asociación de Profesores y Empleados del Colegio Experimental Simón Bolívar.
Johana Acosta, una madre de familia, señaló que acudió a la bodega por recomendación de otros padres de familia. “No sabía quiénes eran los dueños”. La mujer opinó que es más cómodo que cada plantel ofrezca el uniforme.
Sin embargo, Beatriz Caicedo, subsecretaria de Apoyo y Seguimiento a la Gestión Educativa, señaló que ni los rectores ni los profesores pueden tener ese tipo de negocio. “El año pasado lo detectamos en centros como el Eloy Alfaro. Este año, las direcciones de Educación harán operativos”. Quienes incumplan la disposición serán sancionados con sumarios administrativos.
Mientras que el Colegio Experimental Quito, en el sur de la ciudad, expende las faldas. “Somos un centro experimental y tenemos unidades de producción”, señaló la vicerrectora Cecilia Fuente. Las alumnas elaboran las faldas y las ganancias “se destinan para mejorar la maquinaria”.
Cerca de la institución también existen almacenes en los cuales se venden los uniformes. La Asociación de Profesores de este plantel también los ofrece. Sin embargo, dice Fuentes, no se obliga a las estudiantes a comprar allí.
Aunque el Ministerio de Educación no obliga a que el estudiante acuda a la matrícula con el uniforme, la mayoría de instituciones lo solicita. En el Colegio Mejía, es un requisito. Este plantel no vende el uniforme, que se lo consigue en tiendas externas.
Luis Catota, rector del Colegio Manuel Córdova Galarza, en La Vicentina, señaló que llevar el uniforme para la matrícula es una medida disciplinaria.
Los suéteres de este plantel se encuentran en una casa frente a la institución. Paulina Chancusig, hija del portero del centro, ingresó a la institución con fundas llenas de uniformes. La joven argumentó que ella trabaja para la dueña del negocio.
Los padres de familia se quejaron de que es difícil conseguir el suéter en otros locales, porque el uniforme oficial incluye las siglas del plantel en el brazo.
Catota no habló al respecto. Más bien hizo una denuncia sobre la mala infraestructura del centro. Señaló que desde hace 10 años se solicitó que se aumenten aulas y laboratorios para los estudiantes. Dijo además que no se ha nombrado un rector titular.
Las matrículas siguen
La viceministra de Educación, Cecilia Freire, recordó ayer que los requisitos para la matrícula son la libreta de calificaciones y la partida de nacimiento o cédula. Estos últimos no necesitan estar actualizados.
El certificado de salud puede ser entregado por el centro médico del plantel o por una unidad del Ministerio de Salud. Este documento se puede presentar hasta diciembre del 2010.
Se prohíbe que los rectores o maestros de los centros educativos sugieran dónde comprar útiles escolares y uniformes.