Es importante que los menores de edad reciban asistencia psicológica luego de un evento como un sismo. Foto: EL COMERCIO.
El lunes 18 de abril de 2016, después del terremoto que sacudió al país, tres niños llegaron al consultorio del psicólogo Napoleón Vásquez para recibir asistencia especializada. Uno de ellos perdió el control de sus esfínteres. Otro, en cambio, tiene dificultad para conciliar el sueño. Según el especialista esas reacciones fueron provocadas por el miedo, por lo tanto, es necesario que sean tratadas para que el niño retorne a la calma.
El psicólogo advierte de la importancia de una asistencia especializada a los más pequeños de la casa, ya que su ausencia podría afectar su personalidad. La ayuda, dice, debe ser para adultos, jóvenes y niños. Y hace esa aclaración porque en muchas ocasiones la asistencia se centra en los adultos mayores y en las mujeres, relegando a la población infantil.
Según datos del último censo, realizado en el 2010, Manabí, una de las provincias más afectadas por el terremoto del pasado sábado 16 de abril, registró 139 481 niños de entre 0 y 4 años, 150 953 infantes de entre 5 y 9 años y 152 584 niños entre los 10 y 14 años.
Al momento, la cifra de fallecidos en dicha provincia asciende a 525. Se desconoce el número de decesos que corresponden a niños entre 0 y 14 años. La última información que se dio a conocer fue el rescate de dos pequeños que estaban atrapados entre los escombros.
Tras conocerse esa noticia, el psicólogo pidió a las autoridades realizar campañas de recuperación psicológica. “Las imágenes se repiten una y otra vez en la cabeza y eso causa daños posteriores”. El galeno recordó que, hace varios años atrás, una persona se suicidó. No superó un suceso y se quitó la vida. Lo hizo después de dos años de vivir la tragedia.
Otro de los pedidos que hizo el psicólogo a las autoridades fue el convocar a especialistas a la zona afectada para que brinden asistencia a todos los damnificados, pues “no solo de pan vive el hombre”. Dentro de esa asistencia sirve aquella que esté enfocada en distraer a los niños para liberarlos de la tensión y del miedo.
Frente a ese pedido, Fernando Camino, director del Ballet Folclórico Jacchigua, sugirió la presencia de artistas que trabajen con títeres, que sepan de motivación. Él y los bailarines de ese ballet, por ejemplo, organizan un encuentro, en Quito, dirigido a las personas que vivieron el temblor en Quito y ciudades aledaños.
Su encuentro se llama ‘Recuperémonos todos”’ Y es que tras las continuas réplicas, el miedo también está presente entre los pobladores que habitan en todo el territorio ecuatoriano. “Queremos que ese temor se vaya de su mente”.