Cada puesto tiene carpas desmontables para acoger a los negocios familiares. Foto: José Luis Rosales / EL COMERCIO
Los sábados, el Mercado Centenario de Otavalo se desborda por las calles aledañas. Es por ello, que de 600 comerciantes que ocupan la tradicional Plaza de Ponchos, de domingo a viernes, aumenta a 1 400 el sábado.
Así asegura José Lema, presidente de la Unión de Artesanos Indígenas (Unaimco). Los fines de semana salen de las comunidades kichwas los artesanos para vender el trabajo de la semana.
Uno de ellos es Elena Vásquez que ocupa un metro cuadrado de la calle Modesto Jaramillo. Paga USD 35 al año al Municipio por ocupar ese espacio de la céntrica vía, que al igual que la Sucre, Salinas, Morales y Colón se cierran al tránsito vehicular, de 05:00 a 18:00.
Los negociantes indígenas parecen hormigas que instalan estructuras de metal desarmables, con techo para protegerse del sol y la lluvia. Al interior se ofrecen tejidos en lana, algodón, bordados a mano. También, sombreros de paja toquilla, cuadros, artículos de cerámica, bisutería…
Elena Vásquez vende sacos de lana a USD 13. Además, tiene ponchos y chalinas que fabrica, en un telar manual, junto con su esposo en su casa ubicada en la comuna de Cotama, al norte de Otavalo.
Según la Dirección de Desarrollo Económico Local del Municipio, no hay cifras de cuántos visitantes llegan a la Plaza de Ponchos. Lo único que se sabe es que es preferido por los turistas extranjeros.
Lema dice que es la vitrina más importante para la comercialización de artesanías, que se producen principalmente en la Sierra norte. Entre los expositores están artesanos como Julio Guaján, que cada sábado arriba junto a 50 compañeros de la Asociación Grupo Peguche.
Se trata de fabricantes que provienen de esa comunidad famosa por los comerciantes y músicos kichwas que viajan por el mundo. Pero, los negociantes que ocupan las calles del Valle del Amanecer, también provienen de las comunidades Agato, Carabuela, Ilumán, San Juan, Quinchuquí, entre otras.
También, está considerada la feria de artesanías más grande de Sudamérica.
Christian Garzón, gerente de la Agencia de Turismo Runa Tupari (Encuentro con indígenas, en kichwa), el Mercado de Ponchos está catalogado como atractivo de categoría cinco. Es decir, es uno de los sitios de mayor interés de la ‘Provincia de los Lagos’.
La dinámica comercial ha cambiado en los últimos años. Vásquez recuerda que antes se vendía más. Pero, ahora han aumentado los expositores. Otra novedad es que los productores también vienen de los cantones vecinos de Imbabura, Tulcán y Quito. Según Alonso Males, miembro de la Asociación 12 de Octubre, la mayoría de mercantes visita los fines de semana Otavalo por la masiva concurrencia de turistas nacionales y extranjeros.
El último feriado no fue como lo esperaban. A pesar de que hubo visitantes, las ventas fueron similares a las de otros fines de semana. En eso coinciden Vásquez, Guaján y Lema. Ahora, la expectativa está puesta en diciembre. Ese mes está considerado como uno de los mejores por los comerciantes y artesanos locales.
Cuando cae la tarde, los comerciantes sabatinos recogen sus artesanías. Luego, desmontan las estructuras metálicas y las carpas. Arman maletas y las vías de reabren.