Artesanías religiosas se fusionan con lo ancestral

Luis Magín Medina talla figuras de santos, vírgenes y cristos, bajo la tradición montuvia. Foto: cortesía El Diario (Manabí).

Luis Magín Medina talla figuras de santos, vírgenes y cristos, bajo la tradición montuvia. Foto: cortesía El Diario (Manabí).

Luis Magín Medina talla figuras de santos, vírgenes y cristos, bajo la tradición montuvia. Foto: cortesía El Diario (Manabí).

Tiene 61 años y desde hace más de cuatro décadas usa sus manos para tallar madera y convertirla en hermosas imágenes religiosas.

Se trata del manabita Luis Magín Medina, un artesano y agricultor de la parroquia Sixto Durán Ballén, en el cantón 24 de Mayo.

A los 20 años comenzó a tallar cualquier pedazo de madera que encontraba y utilizaba cuchillos, espátulas y desarmadores. Su objetivo era darle forma y fue así que hizo su primera escultura: un Cristo que conservó durante muchos años, hasta que le robaron.

Nacido bajo una ferviente fe católica, arraigada en las campiñas manabitas, Magín Medina se dedicó a tallar imágenes religiosas, como cristos crucificados, vírgenes y santos. “Fue Dios quien me inspiró”, detalla. Actualmente es conocido como ‘Las Pajitas’ en su parroquia natal, donde tiene su vivienda y taller.

Magín Medina saca cuentas y dice que ha elaborado aproximadamente 400 figuras en madera, donde se refleja su fe y la tradición montuvia, que heredó de sus padres.

La figura principal y que más ha hecho es el Cristo crucificado. Afirma que ya no necesita fotos para los tallados para esa imagen ni para la Virgen de Guadalupe y el Divino Niño.

Otras de sus obras son la Virgen María, de Monserrate, de la Merced, San Esteban, José Gregorio, San Antonio, diversos ángeles, entre otros. También talla peces, caballos, figuras de ancianos, todo lo que el cliente pida.

Agrega que elaborar una figura promedio, de un metro de alto, le toma un mes. El trabajo más caro que ha hecho fue de una imagen de San Esteban, que costó USD 1 800, para una iglesia de Manta.

Sus obras también están en decenas de iglesias del cantón, la provincia y otras zonas del país; incluso algunos trabajos han sido comprados por turistas estadounidenses y otros llevados a España e Italia.

El artesano usa madera de laurel, cedro de castilla, pechiche, palo santo, palo de vaca, entre otros.

Este manabita se considera autodidacta, ya que nunca ha recibido cursos sobre este oficio, pero ha ido evolucionando solo y se ha convertido en un artista.

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