En la comuna de El Juncal se reúnen periódicamente Susana Pérez (izq.), Jenny Delgado (centro) y Jobita Delgado. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO
Esbeltas, corpulentas y con vestidos elegantes y coloridos son las muñecas que elabora el grupo Piel Canela, de la comunidad El Juncal, en Ibarra.
Son réplicas de la gente afrochoteña de este territorio ancestral que se extiende entre las provincias de Imbabura y Carchi. Todo empezó hace seis años cuando la escultora Alice Trepp visitó esta localidad para exponer Piel de Ébano, una de sus obras inspirada en las mujeres y hombres del valle del Chota.
A la artista suizo-ecuatoriana le llamó la atención la habilidad de un grupo de mujeres de esta localidad que hacían artesanías con papel reciclado. Por eso, les propuso hacer muñecas de tela, que simulan tener la piel negra, que eran muy usuales, señala Trepp.
Las primeras figuras que confeccionaron tenían un tamaño de 10 centímetros, pero ahora producen de 40 y 55 cm, explica Susana Pérez, la única integrante mestiza de la agrupación Piel Canela. Las otras son Jobita Lara y Jenny Delgado, afroecuatorianas.
Ellas recuerdan que al inicio estaban 28 amas de casa; sin embargo, el entusiasmo se les quedó en el camino.
El proceso de manufactura es laborioso y se cuidan todos los detalles. Es por eso que cada artesana elabora máximo dos muñecas a la semana.
Cada socia se encarga de reciclar pedazos de tela que son desechados en sastrerías. Son retazos de vistosos colores, que caracterizan el vestuario tradicional que aún lucen algunas mujeres adultas mayores, especialmente en las comunidades más alejadas.
El atuendo se compone de una falda plisada y una especie de enagua que conocen con el nombre de debajero. En las blusas resaltan los adornos de encaje. También acostumbran llevar un delantal y velos o pañuelos, explica Jobita Lara.
Al igual que las matronas de carne y hueso, las muñecas igualmente llevan collares y aretes de mullos grandes.
Algunas representaciones portan sobre sus cabezas tangaras, como les denominan a unas calabazas, llenas de frutos de esta zona cálida, que son recreados con arcilla.
Con el paso del tiempo también decidieron imitar miniaturas que representan a los campesinos de esta zona, de piel oscura y cabello rizado.
Como anécdota, las artesanas aseguran que las muñecas y los muñecos, una vez terminados, se parecen a alguno de los habitantes de El Juncal.
El cuerpo está hecho de alambre y recubierto de tela o plumón. Mientras que a la piel se le da forma con tela licra de color oscuro, explica Jenny Delgado, mientras cose con aguja una de las figuras.
En las diminutas cabezas, que están hechas del mismo material, resaltan los pronunciados labios que van pintados de rojo y el cabello de lana en forma de trenzas.
Para las manufactureras, el producto de su trabajo tiene un sentido de identidad. Parece que las artistas dejaran algo suyo en cada puntada.
Sus creaciones han sido llevadas a Estados Unidos, Suiza, Colombia, Cuba y México. Las socias señalan que en ello ha contribuido Marisol Cárdenas, una estudiosa de la cultura, que desde hace ocho años trabaja con afrodescendientes de Latinoamérica.
La investigadora encomendó la confección de 25 muñecas de trapo, que representan a divinidades y mujeres de esta etnia, que formaron parte de la exposición Altares Afrodescendientes.
Ahí, las principales representaciones fueron la de Oshún, considerada la diosa del agua dulce y sensualidad… y Yemayá, una deidad de las aguas saladas. Ambas son divinidades de la cosmovisión y cultura africana.
Las últimas creaciones de Piel Canela se exhiben en una sala ubicada junto a la iglesia del poblado. Ahí, la socias reciben a los visitantes que llegan para admirar sus trabajos.
Los precios
Las muñecas de 40 cm cuestan USD 20. Las de 55 cm entre 35 y 40, de acuerdo con los detalles.
Las artesanas
Las tres socias del grupo Piel Canela alternan el trabajo manual con las labores domésticas.
La identidad
Al igual que las bailarinas del valle del Chota, algunas réplicas llevan botellas en la cabeza.
Las exposiciones
Las ferias populares son una de las principales vitrinas para mostrar este nuevo tipo de artesanías.