Un centro en Cuenca para adquirir más artesanías

La artesana Carmen Cuji elabora alpargatas y blusas con diseños alusivos a las prendas de la chola cuencana.

La artesana Carmen Cuji elabora alpargatas y blusas con diseños alusivos a las prendas de la chola cuencana.

La artesana Carmen Cuji elabora alpargatas y blusas con diseños alusivos a las prendas de la chola cuencana. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La chola cuencana y su traje típico son las principales inspiraciones de las artesanías que se elaboran y comercializan en el Centro Municipal de las Artes (Cemuart) de la capital azuaya. También, hay otras que se vinculan con los otavaleños, saraguros y otros pueblos indígenas del Ecuador.

Son 82 locales de productores de macanas, instrumentos musicales, polleras, sombreros de paja toquilla, tejidos a mano y en telares, cerámica, zapatos, bisutería y adornos elaborados en cuero, madera, tallados, vidrio...

La artesana Carmen Cuji es propietaria del local Folklore y Tradición. Ella hizo una innovación con las polleras de la chola cuencana. Emplea la tela de algodón para elaborar faldas y blusas bordadas con flores, hojas y tallos y en colores como rosado, verde, naranja, amarillo, violeta...

Su intención es que las turistas nacionales y extranjeras luzcan estas prendas, que se asemejan al traje típico de las campesinas azuayas. Desde el año pasado, también elabora zapatillas y alpargatas pintadas a mano, bordadas o con restos de macanas, que es el chal de la chola.

Ella combina la identidad local con las tendencias de moda, como los colores. Además, fabrica muñecas de la Chola, en seis diferentes tamaños. Piedad Fárez, en cambio, confecciona collares, aretes y manillas con mullos y con la técnica que emplean los saraguros. Desde hace 16 años crea sus diseños de acuerdo con su imaginación y a pedido de los clientes. Tiene clientes nacionales y extranjeros.

Este centro tiene entre 400 y 500 visitantes al día. En julio y agosto se registra la mayor afluencia de extranjeros, principalmente, estadounidenses y europeos, señala la directora del Cemuart, María Teresa Fajardo. Según ella, en este centro no existen intermediarios, porque se busca una relación directa entre productos y compradores.

Como parte de la estrategia de promoción, Fajardo dice que elaboraron un folleto en el que constan las fotos de los 82 talleres con sus respectivos productos, con una breve reseña de cada artesano.

Esta información fue entregada en los hoteles y los sitios de información para guía de los visitantes. Asimismo, pidieron al Municipio que los incluyeran en las rutas turísticas de la urbe.

Francisca Ochoa, administra el local Ñuka Llacta. Allí, se ofertan figuras de otavaleños talladas en madera y repujados en aluminio. “Queremos relacionar estas artesanías con las culturas ancestrales y las tradiciones del país.... A los turistas estadounidenses y europeos les gusta, porque son más fáciles de transportarlas”.

A pocos metros está el taller de Piedad Ulloa, quien llega a diario desde la comunidad de Bullcay, ubicada en el cantón azuayo de Gualaceo. Desde hace 35 años, teje la tradicional macana con la técnica del ikat. El 70% de sus clientes es europeo y estadounidense y el resto de las zonas urbana y rural de Azuay. Al mes vende más de 80 prendas.

Desde hace cuatro años, confecciona bufandas, capas, ponchos, cinturones, bolsos, tapetes, capuchas y zapatos de mujer. Todos son tejidos con la técnica del ikat. El calzado tiene suelas convencionales y el recubrimiento superior es tejido. Tiene cuatro modelos: botines, tacos, zapatillas y alpargatas.

En la planta baja de este centro artesanal está el local de Silvia Astudillo, quien elabora vitrales y otros adornos en mármol, piedra, aluminio...

El vidrio y el espejo son sus predilectos y sobre estos materiales pinta las polleras bordadas de las cholas cuencanas, sombreros, ponchos y las actividades cotidianas de los indígenas. Además, plasma las danzas, sus festividades y tradiciones ancestrales de todo el Ecuador.

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