El arquitecto Shigeru Ban disertó ayer en el Rumiñahui ante 4 000 fanáticos

Nota de Gente

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Ban realizó una exposición retrospectiva de su obra y de los conceptos arquitectónicos que utiliza. Foto: Vicente Costales/EL COMERCIO

La noticia se corrió como un reguero de pólvora. Llegó hasta todos los reductos donde se practica arquitectura en Quito y se extendió hasta algunas ciudades vecinas como Ibarra y Ambato: Shigeru Ban, el arquitecto japonés ganador del Premio Pritzker (Nobel de Arquitectura) 2014 estaba en Ecuador e iba a dar una charla magistral el lunes 2 de mayo, a las 18:00, en el coliseo Rumiñahui de la capital.

Las redes sociales cumplieron, asimismo, con su eficiencia acostumbrada y completaron de maravillas la publicidad que la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito (baq2016) –auspiciante de la venida de Ban- organizó para la ocasión.

Lo cierto es que a las 18:00 de ayer, más de 3 500 personas –la gran mayoría estudiantes de las facultades de arquitectura de la capital- ocupaban las galerías occidentales del escenario y esperaban la llegada del gurú japonés como suelen hacerlo con sus ídolos más mediáticos. La emoción llenaba el ambiente y lo inundaba de risas, chácharas y conversaciones en todos los decibeles.

Más de 3 500 personas se dieron cita a la presentación de Shigeru Ban. La gran mayoría estudiantes de las facultades de arquitectura de la capital. Foto: Víctor Vizuete/EL COMERCIO

En el centro, junto al gran escenario montado para el efecto, la zona VIP estaba repleta de arquitectos de todas las corrientes y de todas las edades.

Las primeras filas, obviamente, eran ocupadas por los más respetados y llenos de experiencia y por los organizadores. Atrás, sucesivamente, se ubicaban los profesionales más jóvenes, entre los que se destacaban quienes practican la arquitectura alternativa y consideran a Ban como un sumo sacerdote.

Ese era el caso, por ejemplo, de Carolina Moreno, Daniela Páez y Yamile Andino, saliditas del horno de la FADA hace pocos años y fanáticas del quehacer arquitectónico del maestro nipón hasta no más.

Especialmente Páez, que se sabía de la A a la Z la historia de este arquitecto, maestro en la utilización de materiales alternativos como el papel y el cartón para realizar sus proyectos.

Obras de gran formato, como la iglesia de Kobe en 1195; así como emergentes, como los campamentos que ayudó a levantar después de los sismos de Nigata (2004) y Haití (2010) o los tsunamis de Kirinda (2005) y del este de Japón (2011).

La espera se prolongó por tres cuartos de hora –por culpa del ya famoso tránsito quiteño, según los organizadores- pero la parroquia estudiantil soportó con madurez ese retardo.

La ceremonia empezó con las presentaciones de rigor, incluida una muy bien documentada y concienciada reseña de la situación constructiva actual del país y de las zonas afectadas por el sismo del 16 de abril pasado, a cargo de Handel Guayasamín, presidente del Colegio de Arquitectos del Ecuador, núcleo de Quito.

18:45. Entonces apareció Shigeru Ban. Delgado, pequeñito y con un rostro sobrio donde resaltaba una barba de perilla apenas esbozada. De negro completo, Ban realizó una exposición retrospectiva de su obra y de los conceptos arquitectónicos que utiliza.

La realizó en inglés, por lo que muchos estudiantes –a ojos vista que no dominaban ese idioma- se retiraron paulatinamente y dejaron semivacías las galerías.

Al final, el reconocimiento fue unánime. Felipe Donoso, miembro del taller Rama, juzgó como positiva la intervención de Ban. “Sobre todo decidió venir acá. Y decir esto es lo que yo sé y en lo que puedo aportar. Utilícenme”.

David Barragán, del taller Al Borde, resaltó el énfasis que tuvieron los organizadores de vincular la venida de Ban con la academia.

Es importante entender que la arquitectura se manifiesta en todos los rangos; es un ejercicio social en todas las áreas, no solamente en los centros comerciales y edificios de alta gama sino, también, en construcciones alternativas y de emergencia, como es el caso que nos ocupa, según Barragán.

“Shigeru fue un claro en afirmar que usa tubos de cartón y papel en vez de bambú o guadúa porque necesita un material industrial que reduzca problemas. Lo que se precisa es construir muy, muy rápido y para eso lo mejor es tener un kit de materiales (como los de cartón y papel) para las construcciones extremas”.

José Ordóñez, director del Instituto Metropolitano de Planeación Urbana de Quito resaltó, en cambio, la gran sencillez de Ban, a pesar de la importancia que tiene en el quehacer arquitectónico y urbanístico mundial.

Elementos como papel y cartón son de gran uso en la sociedad japonesa y las construcciones que las usan están muy familiarizadas con ellos, afirma Ordóñez.

Aunque Ban afirma que los tallos de bambú no son similares a los tubos de cartón porque no son lisos y en sus nudos pueden llegar a tener algún problema de resistencia, Ordóñez cree que –debidamente trabajados- sí podrían ser parte de las soluciones para levantar viviendas emergentes.

Pasadas las 21:00 y con el frío mordiendo como un perro hambriento, la gente abandonó el redondo coliseo y dio a la tarea de dirigirse a su residencia, algo bien complicado en una ciudad atrapada por el tránsito… peor cuando llueve.

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