Agroecología y kichwa para preservar las tradiciones

Compartir conocimientos, generar recursos económicos y mantener viva la cultura y tradiciones de nuestros antepasados es la misión de la Pluriversidad Amawtay Wasi.

Se trata de una comunidad de aprendizaje que apareció tras el cierre de la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas Amawtay Wasi.

Con sede en Quito y bajo la dirección de Luis Fernando Sarango se dictan los cursos de agroecología y kichwa, desde hace dos años.

En el primero, miembros de las comunidades aprenden técnicas ancestrales para recuperar los suelos, para crear sus propios abonos y para cosechar productos saludables. También se revinculan con las plantas medicinales y desarrollan un pensamiento crítico hacia los agrotóxicos.

El único requisito para participar en el curso, que dura un año, es comprometerse a replicar los conocimientos entre los vecinos. Sarango, rector de Pluriversidad Amawtay Wasi, cuenta que “la idea es que 10 personas más aprendan”. Con esas réplicas se busca también que las prácticas y conocimientos ancestrales lleguen a los más jóvenes.

La mayoría de las clases se dictan en línea, mientras que un fin de semana al mes los alumnos visitan una determinada comunidad para ser evaluados. Con cierta frecuencia suelen reunirse en Cayambe.

Allí se realizan diferentes actividades, sin embargo, la minga es una de las más comunes para poner en práctica la teoría. “Se trata de un momento en el que recuperamos la alegría, aprendemos, nos ayudamos entre todos”.

Los cursos de kichwa, en cambio, están dirigidos para el público en general, pues para Sarango es la única forma de que los pueblos indígenas se mantengan con vida.

“Hay jóvenes saraguros, por ejemplo, que no quieren aprender. Si no tomamos medidas las comunidades podrían desaparecer”, comentó.

Ese taller dura cerca de nueve meses y consta de tres niveles. Cada uno contempla tres módulos y un mes de visita a una comunidad kichwa hablante. Dependiendo de las necesidades de los alumnos se los envía a Cayambe, Otavalo.

La visita a la comunidad -tiene un costo extra- es obligatoria, pues es la única forma que tienen los alumnos para generar diálogos.

A esas clases, que también son semipresenciales, acuden ecuatorianos, pero los más interesados son los extranjeros, provenientes de Francia, Alemania o Estados Unidos.

Esto sucede, según el rector de Pluriversidad, porque en América Latina las personas se niegan a mantener las tradiciones ancestrales por temor a ser llamados “indios”. De allí su interés por promover cursos que vinculen al ecuatoriano con sus raíces. Para ello tienen también curso de tratamiento de plantas medicinales.

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