La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador realizó una presentación por sus 65 años, en la sala de conciertos de la Casa de la Música. En la actualidad la integran 80 instrumentistas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
La flauta de Luciano Carrera ha sonado por 53 años entre las filas de la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE). Él es uno de los testigos de la historia de esta agrupación, que desde este mes inició una programación especial dedicada a sus 65 años de vida institucional.
La historia de la OSNE se remonta a febrero de 1950, cuandose realizó la Asamblea de músicos profesionales, cita en la cual se firmaron los primeros acuerdos para la conformación de una agrupación de este tipo.
Seis años más tarde, y sobre el escenario del Teatro Nacional Sucre, se realizó su concierto debut bajo la batuta del maestro Ernesto Xancó, el director de orquesta catalán que impulsó el desarrollo de este tipo de proyectos musicales latinoamericanos como la Orquesta Nacional de Cuba.
A partir de entonces, la OSNE ha enfocado su trabajo en el ámbito de la música académica. A la par de la interpretación de las composiciones del repertorio universal, sus músicos han sido los encargados de la difusión de las obras de los creadores ecuatorianos. Así, Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart o Claude Debussy han compartido programas junto a Luis Humberto Salgado, Julio Bueno, Ricardo Monteros o Eduardo Florencia.
A pesar de que en el 2014 el número de presentaciones llegó a los 328 conciertos, uno de los principales retos en la actualidad de la orquesta consiste en la transmisión de sus contenidos extramuros de los teatros y salas especializadas. Desde hace un par de años se inició el proyecto de transmisión de sus presentaciones a través de la señal de la Televisión Pública
del Ecuador.
Con esto se ha logrado que la experiencia musical de la OSNE no quede reservada exclusivamente para el público localizado en Quito, donde desarrolla el 90% de sus presentaciones, sino que llegue también a más de mil familias por semana a través de la señal de televisión.
Otra de las vías que ha encontrado esta agrupación para renovar sus seguidores es el proyecto Sinfónica en las Aulas. Tan solo en el año pasado desarrollaron 225 conciertos de esta categoría, en los que participaron 75 500 estudiantes de escuelas y colegios.
Estos espacios de presentación sirven para dar a conocer las distintas familias de instrumentos que forman parte de la orquesta, e igualmente para que los escolares entren en contacto con las piezas del repertorio universal.
Estas son algunas de las iniciativas en las que actualmente trabaja la agrupación. Unas de las tantas en las que ha tenido que intervenir en su búsqueda de innovación frente a los cambios sociales respecto del tipo de música que interpreta.
Justamente eso es un elemento que destaca Luciano Carrera. A su criterio, el paso del tiempo ha sido un elemento decisivo en la sobrevivencia de la orquesta. Por una parte, mientras más tiempo perdure un proyecto como este, mayor prestigio otorga a músicos y directores del mundo.
De otro lado, el vertiginoso mercado musical ha volcado sus esfuerzos a géneros más rentables como el pop o la electrónica, dejando a la música clásica entre lo menos apetecible para comercializar.
En ese sentido, Carrera destaca que la OSNE ha incursionado en líneas como el pasillo o el rock sinfónico. Sin embargo, él advierte que la agrupación tiene como principal obligación la difusión de las más complejas composiciones del repertorio académico.
Para este año de celebraciones, la OSNE ha elaborado una intensa agenda de 300 conciertos que incluirán presentaciones de músicos como Shlomo Mintz (julio) y la realización de los concursos Jóvenes Solistas (junio) y de Compositores (noviembre). Con esto busca dejar por sentado que la vanguardia musical se mantiene como una de sus preocupaciones artísticas de este conjunto. La idea es incluir trabajos de los compositores locales.