Hace 140 años se fundó la Academia Ecuatoriana de la Lengua

"En la ciudad de Quito, capital de la República del Ecuador, el día 4 de mayo del año 1875, los señores doctor don Pedro Fermín Cevallos, don Julio Zaldumbide, don Belisario Peña, General doctor don Francisco Javier Salazar, doctor don Pablo Herrera y el infrascrito, miembros correspondientes de la Academia Española, se reunieron en la casa de habitación del primero, convocados por él con el objeto de instalar la Academia Ecuatoriana, y poner así por obra en el Ecuador el acuerdo expedido por la Española en Madrid, el día 24 de noviembre de 1870.

"Reconocida por los concurrentes la importancia de aquel acuerdo y el bien que de su cumplimiento había de resultar a la literatura castellana, se resolvió declarar y se declaró instalada la Academia; y fueron nombrados, para Director de ella el señor don Pedro Fermín Cevallos, para Censor el señor don Pablo Herrera, y para secretario el infrascrito".

Esto se lee en el acta fundacional de la Academia Ecuatoriana, firmada por su secretario, José Modesto Espinosa.

Daba su fruto, su segundo fruto americano -el primero se había dado en Colombia- una idea largamente madurada. Venía de muy atrás cuando el ilustre escritor colombiano Dn. José María Vergara y Vergara y el distinguido hombre público y escritor, Dn. Julio Castro, asumieron aquella idea y propusieron a la Real Academia Española crear Academias americanas de la lengua, vinculadas con la Real Española.

La Real Academia designó una comisión que estudiase la propuesta, y el informe de esa comisión fue altamente positivo.
Y como primera respuesta a esa inquietud americana la Real Academia Española nombró Miembros Correspondientes a ilustres americanos. Ecuatorianos fueron tres los así honrados: el propio Julio Castro, y Juan León Mera y Julio Zaldumbide.

Esas primeras designaciones de Correspondientes le fueron comunicadas a Pedro Fermín Cevallos, con quien la Academia Española mantenía contacto. Y era de rigor que a persona de tantos méritos literarios y tantos trabajos que se adelantaban a los que la futura Academia Ecuatoriana habría de asumir se le confiriese también el título de Correspondiente. Así que el cuarto Correspondiente ecuatoriano de la Real Academia fue Pedro Fermín Cevallos.

Y se designó un quinto, a un ecuatoriano con amplio prestigio americano y europeo, que, como Plenipotencirio del presidente García Moreno, brillaba lo mismo ante gobiernos, como los de Francia, Inglaterra y el Vaticano, que en círculos de la banca europea. Antonio Flores Jijón, hombre de vasta cultura y elegante escritura.

El 15 de octubre de 1874, en la Junta ordinaria de la Real Academia Española, "se votó la propuesta hecha por los Correspondientes ecuatorianos de la Real Española de elegir a los señores D. Pablo Herrera, D. José Modesto Espinosa, D. Francisco Javier Salazar y D. Belisario Peña para individuos de la Academia que en aquel país se quiere fundar, y los cuatro señores resultaron elegidos por diez y siete bolas blancas y una negra. Declaró pues el Sr. Director quedar autorizada la creación en la República del Ecuador de una Academia Correspondiente; que había de componerse de estos cuatro señores y de los otros cinco anteriormente nombrados".

Y así se llegó al día de la fundación, cuya acta hemos leído en sus dos primeros párrafos.

Entre los miembros fundadores se contaban seis quiteños, dos ambateños y un colombiano residente en Quito, Belisario Peña. ¿Y los otros dos grandes centros de cultura, Guayaquil y Cuenca?

Sigue así el acta fundacional de la Academia Ecuatoriana de la Lengua:

"El señor Cevallos propuso entonces que se decidiese si debían nombrarse otros académicos para completar el número máximo señalado en el artículo 2º del mencionado acuerdo; y como, además, de los concurrentes, pertenecían a la Academia los señores, doctor don Antonio Flores, don Juan León Mera y doctor Julio Castro, que por hallarse ausentes no asistieron a la instalación, se resolvió que se nombrasen solo seis y se dejasen algunos asientos para otros cuya elección fuese aconsejada después por las necesidades de la Academia y por los merecimientos de los candidatos.

"Varias indicaciones se hicieron para la elección; y aunque todos los propuestos fueron reputados por idóneos y dignos del puesto para el cual habían sido presentados, fueron elegidos por votación unánime los señores, doctor don Francisco J. Aguirre, de la ciudad de Guayaquil, doctor Antonio Borrero, don Rafael Borja y doctor José Rafael Arízaga de la de Cuenca, doctor don Carlos Casares y doctor don Miguel Egas, vecinos de esta capital". El doctor Miguel Egas era otavaleño.

Por estar el 4 de mayo en medio de ajetreos políticos y días de feriado, la Academia Ecuatoriano ha resuelto conmemorar sus 140 años de vida con una sesión solemne, a finales del presente mes de mayo. Nueve Académicos de Número harán, en breves minutos cada uno, sendos elogios de los nueve académicos fundadores. El acto se cumplirá en su sede, el hermoso edificio patrimonial de la calle Cuenca.

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