Alumnos de la Sierra y Amazonía se ponen a punto para rendir remediales

En el instituto preuniversitario Newton se preparan los estudiantes que van a rendir las evaluaciones remediales.

En el instituto preuniversitario Newton se preparan los estudiantes que van a rendir las evaluaciones remediales.

En el instituto preuniversitario Newton se preparan los estudiantes que van a rendir las evaluaciones remediales. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Recibe clases de matemática y lenguaje en el preuniversitario Newton, ubicado en el norte de Quito. Mateo G., de 14 años, se quedó a rendir exámenes remediales en esas materias. No ha disfrutado de las vacaciones. Su familia se fue a la playa y él tuvo que quedarse en casa estudiando.

“Yo y sus hermanos nos fuimos de viaje. Él permaneció en Quito junto con su papá para repasar”, cuenta Verónica Mejía, madre de Mateo. Todos los días, el chico recibe dos horas de clases personalizadas y en su domicilio continúa revisado los libros y hace ejercicios.

El chico, de noveno año, se quedó a supletorios en 12 materias y aprobó 10. Le faltan dos para sentirse tranquilo y descansar al menos una semana antes de iniciar las clases el 4 de septiembre próximo.

Según el cronograma del Ministerio de Educación, las pruebas remediales en la Sierra y Amazonía van del 21 al 23 de agosto; las notas se publicarán el 24. Quienes no aprueben tendrán una última oportunidad: los exámenes de gracia. De no pasar en esas evaluaciones, repetirán el año.

En el ciclo 2014-2015 hubo 1,2 millones de alumnos de octavo de básica a tercero de bachillerato en la Costa, Sierra y Amazonía. El 75% aprobó sin problemas y el 23% rindió supletorios. El 2% perdió el año.

En cuanto al período 2015-2016, los chicos que dieron supletorios representan el 29% del total de alumnos de octavo de básica a tercero de bachillerato (1,7 millones). Las cifras del 2016-2017 estarán disponibles en septiembre.

La Confederación de Establecimientos de Educación Católica trabaja con cerca de 500 000 alumnos de 1 170 planteles del país. Su presidente Rómulo López, asegura que menos del 1% se quedó a los test remediales.

A su juicio, a esa instancia llegan los chicos en “terapia intensiva”, que no aprovecharon las clases durante el año. Nelly Miño es rectora del Colegio 24 de Mayo de Quito. Contó que entre el 45 y 49% de un total de 4 000 chicos dieron supletorios. De ese porcentaje, el 23% se quedó al remedial.

Para ella, los chicos que ahora se preparan para rendir el remedial, la penúltima oportunidad para pasar el año, no asumen la cultura del esfuerzo. Generalmente en este grupo de jóvenes se evidencia un comportamiento de mucha confianza en alcanzar el 7 sobre 10 en el supletorio. Ven muy sencillo pasar el año así.

No cumplen con su responsabilidad en los dos quimestres; en los parciales les va mal y no hacen las tareas. Y este sistema les otorga -dice- gran cantidad de oportunidades. Tanto el supletorio como el remedial, anota la Rectora, es una prueba que reúne el año completo de destrezas. Son pruebas de base estructurada, que acumulan todo lo estudiado en 200 días laborables.

Para rendir los supletorios, los profesores ofrecen una tutoría obligatoria a sus alumnos. Pero para el remedial, la responsabilidad recae sobre los padres. A ellos se les entrega el cronograma de estudios, una guía para que los representantes vigilen a sus hijos mientras se preparan en casa.

Aunque algunos los ubican en institutos o contratan profesores particulares. Así ocurre con los chicos que se preparan con los maestros del preuniversitario Newton. Su director, Luis Jaramillo, dice que en estas fechas hay un promedio de 50 chicos que se quedaron a los remediales. Pagan USD 10 por cada hora. Les apoyan con ayuda emocional.

La hija de Christian Núñez se quedó en seis de 12 materias de primero de bachillerato. Y no pasó el supletorio en cinco. Al enterarse sintió decepción. No vive con su hija pues está separado de su expareja desde que la niña tenía 3 años.

“Debe ser responsable con sus estudios. Un padre no puede estar atrás de los hijos, para que cumplan sus tareas”. Pese a todo, le buscaron profesores particulares para el remedial. Más allá de que pase o no el año, han decidido que el próximo año lectivo, después de la jornada de clases, ella acudirá a tareas dirigidas. También, la llevaron a un psicólogo pues cree que podría estar guardando algún sentimiento o duda existencial, propia de los 15.

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