Alicia Ortega escudriña la novela ecuatoriana del siglo XX

La investigadora presentará su nuevo libro este jueves 22 de marzo. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La investigadora presentará su nuevo libro este jueves 22 de marzo. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La investigadora presentará su nuevo libro este jueves 22 de marzo. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

La historia de la novelística ecuatoriana durante el siglo XX está poblada de rupturas y filiaciones entre escritores y crítica literaria. A través de esta dinámica, donde se fue olvidando a ciertos autores y poniendo el acento sobre otros, Alicia Ortega escribió ‘Fuga hacia dentro. La novela ecuatoriana en el siglo XX’, su nueva publicación.

A criterio de esta autora, la tradición literaria se construye alrededor de esta dinámica. Para ella, todos los escritores y críticos se reconocen de manera empática con cierto tipo de propuesta estética y, al mismo tiempo, toman distancia respecto de una tradición porque la consideran anacrónica, provinciana o ajena a sus búsquedas.

Para Ortega, esa tensión, lejos de ser un problema, se convierte en el núcleo que potencia la vitalidad de una tradición literaria.

La Generación del 30 que, a criterio de varios autores, también incluye la producción literaria de la década del 40, es la que más rupturas y filiaciones ha generado a lo largo del tiempo. Aquí las tensiones giran alrededor de dos escritores claves: Pablo Palacio y Jorge Icaza, encasillados dentro de la dicotomía vanguardismo versus realismo.

Ortega cuenta que uno de sus objetivos fue entender cómo se leyó la obra de Icaza. Por eso volvió a obras como ‘Huasipungo’, ‘Huairapamushcas’, ‘Mama Pacha’ y ‘El chulla Romero y Flores’, entre otras.

En ‘Fuga hacia adentro’ Ortega también da cuenta cómo en la segunda parte del siglo XX la novelística ecuatoriana se construyó a partir de la idea de romper con el realismo y con Icaza y cómo hasta el presente se piensa que el realismo necesariamente remite a una literatura conservadora con personajes planos. “Se piensa que el realismo se reduce a la denuncia, pero no es solo eso -dice-. Hay escrituras vanguardistas que responden a un impulso modernizador”.

En esta obra también se analizan las distintas lecturas que hizo la crítica literaria sobre otros autores como Alfredo Pareja Diezcanseco y Pedro Jorge Vera, con el objetivo de comprender la complejidad del campo cultural en el país. En la primera mitad del siglo XX, Ortega se centra en el trabajo de Ángel F. Rojas, Benjamín Carrión, Gonzalo Zaldumbide, Remigio Crespo Toral y Aurelio Espinosa Pólit, mientras que en la segunda mitad su mirada se dirige a críticos como Agustín Cueva, Alejandro Moreano, Fernando Tinajero o Diego Araujo.

En ‘Fuga hacia adentro’, la autora se aleja de cualquier carácter enciclopédico o panorámico para adentrarse en el canon literario de la novelística y crítica literaria ecuatoriana a través de nuevas lecturas o relecturas, con el fin de entender la diversidad de discursos que se crearon en torno a esa producción.

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