Los pinzones, en las islas Galápagos, se libraron de las larvas de mosca que parasitaban a los pichones y sus madres gracias al uso de fibras de algodón con insecticida en sus nidos. Así lo detalla un artículo que publica hoy 5 de mayo la revista estadounidense Current Biology.
Los pájaros pertenecen a la familia de aves paseriformes Fingillidae que anidan en árboles, y por ello son más comunes en áreas boscosas.
El estudio, encabezado por Sarah Knutie de la Universidad de Utah, encontró que los pájaros, estudiados por Charles Darwin, aprovecharon las fibras de algodón con insecticida que los científicos pusieron a su alcance para tejer sus nidos.
Los resultados fueron muy alentadores para los científicos, que estaban preocupados por la supervivencia de todos los pinzones y en particular el llamado pinzón de los mangles, de los cuales sobreviven menos de cien en las Galápagos.
Knutie explicó que las moscas fueron introducidas recientemente en el archipiélago, donde se han convertido en parásitos presentes en casi todas las especies de pájaros que anidan en las Galápagos.
“En algunos años, el 100% de los pichones de pinzón de Darwin muere como resultado directo de estos parásitos”, añadió Knutie.
El problema lo causa la larva, no la mosca. Las moscas adultas depositan sus huevos en los nidos de pájaros y cuando las larvas salen se alimentan de la sangre de los pichones y de su madre.
Knutie y sus colegas han empleado el insecticida permetrin, de uso común, para fumigar los nidos de los pájaros pero se les ocurrió una idea diferente cuando vieron a varios pinzones que picoteaban las cuerdas de colgar la ropa y se llevaban fibras para sus nidos.
Los investigadores colocaron treinta dispensadores, algunos con algodón tratado con permetrin y otros con algodón tratado con agua en diferentes áreas del terreno a estudio en las Galápagos.
Cuando terminó la temporada de crianza recogieron los nidos y encontraron que el 85 por ciento de ellos contenía el algodón.
Muchos de los nidos fueron construidos por varias especies de pinzón y contenían algodón tratado con permetrin. De los nidos que tenían al menos un gramo de algodón tratado todos menos uno estaban libres de parásitos.
En otro experimento, Knutie y sus colegas mostraron que los nidos fumigados con permetrin producen más pichones que sobreviven.
19 de 20 nidos tratados produjeron por lo menos una cría en tanto que solo once de diecisiete nidos no tratados tuvieron alguna cría.