Con alegría se inauguró la segunda fase de la Escuela Granja

Durante una soleada mañana, cantaron, bailaron y se divirtieron de la mano de unos 80 voluntarios. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Durante una soleada mañana, cantaron, bailaron y se divirtieron de la mano de unos 80 voluntarios. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Durante una soleada mañana, cantaron, bailaron y se divirtieron de la mano de unos 80 voluntarios. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Con música, teatro, globos y sonrisas se celebró la inauguración de la segunda fase de la Escuela Granja, de la Fundación Cecilia Rivadeneira, que trabaja con niños que padecen cáncer, y sus familias.

El evento se llevó a cabo la mañana de hoy, sábado 16 de diciembre del 2017, en las instalaciones de la escuela ubicada en la avenida Simón Bolívar y Ruta Viva.

Wilson Merino Rivadeneira, director de la Fundación, explica que esta es la primera escuela para niños con enfermedades catastróficas en el mundo. Hoy se inauguró la ciclovía, la biblioteca,el centro médico y la cafetería.

La escuela se levanta sobre casi una hectárea de terreno y tiene más de 2.000 metros cuadrados de construcción.

Cerca de 400 familias se benefician con este espacio.
Merino explica que la Fundación no recibe fondos públicos y que todos sus recursos son autofinanciados.

A la celebración asistieron 150 niños que padecen cáncer, acompañados de sus familias.

Con música, teatro, globos y sonrisas se celebró la inauguración de la segunda fase de la Escuela Granja, de la Fundación Cecilia Rivadeneira. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Durante una soleada mañana, cantaron, bailaron y se divirtieron de la mano de unos 80 voluntarios.

Hubo un espacio de cuenta cuentos, caritas pintadas, juegos y más.

Uno de los asistentes fue Arturo Bedón. Su hijo de cinco años fue diagnosticado con leucemia y es uno de los beneficiarios de la Fundación.

Bedón agradeció la labor de la entidad y aseguró que el apoyo que ha recibido ha sido fundamental para salir adelante. “Mi hijo aquí se anima. Le hace bien venir acá. Sin la Fundación quizás no hubiésemos podido salir adelante”, dijo.

La escuela se maneja con un proceso innovador que se adapta a la realidad y a las necesidades de los niños. La educación es particularizada y hay aulas de apoyo escolar. Y cuentan con actividades extracurriculares como fútbol, música, teatro y huertos.

El evento se llevó a cabo la mañana de hoy, sábado 16 de diciembre del 2017, en las instalaciones de la escuela ubicada en la avenida Simón Bolívar y Ruta Viva. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La escuela empezó a construirse hace cinco años. Merino cuenta que la motivación se la dio su madre, Cecilia Rivadeneira, quien falleció con cáncer en el 2002. “Yo veo a mi madre reflejada en la sonrisa de los niños, en el abrazo de los padres y en la entrega de los voluntarios”.

La fundación para autogestionarse, realiza colectas públicas, una obra de teatro al año, hace redes colaborativas y acaban de habilitar la cafetería que además busca generar un ingreso para las madres.

Para funcionar, el proyecto requiere entre USD 300.000 y USD 400.000 al año.

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