La cinta está basada en el cómic de Peyo. Foto: Outnow.ch
Por casi 60 años, la historia sobre un grupo de pitufos que sortea todo tipo de tretas de un malvado, pero poco astuto, hechicero parece haberse perpetuado como una exitosa fórmula de entretenimiento.
Pero tras una larga temporada de tiras cómicas, una serie televisiva y varios ensayos cinematográficos, los personajes que nacieron de la pluma del dibujante belga Peyo vuelven este año a las salas de cine, con la intención de romper esquemas, en una cinta animada que llega con el subtítulo de ‘La aldea escondida’.
Bajo la mirada de la directora Kelly Asbury, la nueva historia de los pitufos adopta un tono infantil pero con un novedoso giro, tanto en su apartado visual como narrativo, que posiblemente termine por convencer a un público más adulto.
Sin perder los rasgos de los personajes originales, los pequeños “suspiritos azules”, así como su entorno, adoptan una apariencia moderna, a partir de un trabajo de animación bastante colorido y dinámico.
Con la propuesta visual definida, la historia se inserta en un entorno completamente nuevo para los pitufos, que resulta tan excitante como peligroso y que es aprovechado para introducir nuevos personajes.
Aunque la historia tiene un arranque tibio, que vuelve sobre los clásicos arquetipos y la tranquila vida en la pitufialdea, pronto cambia de rumbo para poner en primer plano a Pitufina (Demi Lovato), el único pitufo del género femenino que habita en la comarca.
A diferencia de los demás pitufos, que han adaptado su nombre a un talento o rasgo distintivo de su personalidad, Pitufina empieza a inquietarse sobre su identidad y su lugar en la comunidad a la que pertenece.
Tras un accidentado encuentro con el eterno villano Gárgamel (Rainn Wilson), Pitufina y a sus mejores amigos Filósofo, Tontín y Fortachón emprenden una emocionante aventura a través del Bosque Prohibido, para tratar de llegar a la Aldea Perdida antes que el malvado hechicero.
Mientras el relato avanza, la línea reflexiva se ahoga en un mar de emocionantes cápsulas de acción, suspenso y humor, donde tampoco faltarán guiños a la cultura popular.
Sin embargo, la cinta intenta reunir a niños y adultos en un humor, que se construye desde lo físico y lo gestual. La maldad del propio Gárgamel coquetea con el clown y el humor de lo absurdo, llevando al filme por una firme línea de entretenimiento.
Un viaje que deja un claro mensaje sobre la aceptación de las diferencias y el potencial femenino en la comunidad.