La Tregua es un grupo de rock alternativo formado en Quito en el 2000. Preparan una gira nacional. Foto: cortesía.
Después de 15 años fuera de los escenarios musicales, los integrantes de La Tregua volvieron a reencontrarse en el lanzamiento del disco ‘Acetato Sensor’, que se realizó con un concierto el 1 de diciembre del 2018.
Este es el primer álbum de la banda que resume una etapa de creación y aprendizaje, en 10 canciones en las que se recupera el rock alternativo de esta banda ecuatoriana y que se transforma en un registro histórico para sus integrantes.
Tras la separación en el 2003, los integrantes de la banda no perdieron contacto. Hace cinco años se volvieron a convocar con el objetivo de volver a hacer música juntos y grabar el anhelado disco.
El quinteto —integrado por Ricardo de la Torre, en la guitarra; Édison Valdivieso, en el bajo; Esteban Fuertes, en el bajo y guitarra; Roberto Morales, en la batería; y David Luzuriaga, en la voz— volvió a sus instrumentos, para desempolvar los acordes y versos de las canciones que se crearon como una amalgama de influencias como Pearl Jam, Rage Against The Machine, Héroes del Silencio, Molotov, entre otras.
Así se configuraron temas como La escala de la soledad, un viaje introspectivo en busca de una reconciliación personal o Tras las llamas, que evoca una época de inconformidad política proyectada en la revuelta callejera.
Dos temas que se promocionan a través de dos videoclips que circulan en el canal YouTube de La Tregua y en otras redes sociales de la banda.
Para Ricardo de la Torre, La Tregua fue una escuela en la que aprendió “a trabajar en equipo para conseguir verdaderos objetivos musicales y tener la posibilidad de desarrollar sonidos personales en guitarra”, que le han dado una nueva vida a los viejos temas.
El material de Acetato Sensor fue producido por La Tregua y Salomón Jiménez en Hetagon Studios. Con varios años de existencia, las canciones, dice Fuertes, se adaptan a una renovada propuesta sonora, que tiene su respaldo en la experiencia y madurez musical de sus intérpretes.
Luzuriaga explica que la banda entró al estudio luego de dos meses de ensayo.
“La grabación del disco fue un proceso profesional ya que hubo un proceso de preproducción y ensayo rigurosos donde se les dio una nueva identidad a temas antiguos, al mismo tiempo se dejó espacio a la espontaneidad”, dice Morales sobre el regreso de la banda, que fue parte de su proceso iniciático en la música.
Con un proyecto solista en paralelo, Luzuriaga reconoce que, al igual que le abrió la puerta hacia los excesos, la música también le ha dado la oportunidad de replantearse como músico y persona.
“Hubo momentos muy satisfactorios y otros un poco desalentadores. Lo mejor del proyecto es haber grabado el disco y reunirnos con toda la banda después de algunos años separados”, asegura Valdivieso.
En ese sentido, ‘Acetato Sensor’ es un disco que reivindica la amistad y reafirma la voluntad de seguir creando música.