Desde hace seis años, Elvira Pérez dejó de comprar verduras y hortalizas en los mercado de Quito. Se interesó en la agricultura urbana y, poco a poco, convirtió el patio de su casa en una vasta y variada despensa de coles, tomates, zanahorias…
En un principio tuvo reparos. Su casa se levantó en una ladera y el terreno disponible era una pronunciada pendiente. El agua potable llegaba, pero no en grandes cantidades, y estaba en un sector con más casas que árboles: Guápulo (nororiente de Quito). Entonces participó en las capacitaciones del proyecto de Agricultura Urbana Participativa (Agrupar). Ahí aprendió técnicas agrícolas.
Agrupar funciona desde hace más de 11 años, en coordinación con la Agencia Metropolitana de Promoción Económica. Organizó a los agricultores urbanos para garantizar su seguridad alimentaria. Cada año, 3 000 familias se involucran directamente con el proyecto. Ya suman 13 559 en Quito. Aunque también hay similares iniciativas en Guayaquil y en Cuenca.
Reinaldo Ruiz, de 66 años, es parte de este movimiento verde. Cultiva 25 productos, entre remolachas, lechugas, papas, fréjol… Se involucró hace cinco años, para mejorar su salud. Los productos que cultiva tienen una certificación orgánica que garantiza su calidad. Su consumo cotidiano -dice- ayudó a su organismo.
Las actividades relacionadas con la agricultura representan el 3,8 % en lo que tiene que ver con generación de empleo en la capital. El 21% del territorio de esta ciudad está destinado a la actividad agropecuaria.
Los logros alcanzados con la agricultura urbana fueron claves para el reconocimiento que hizo a Quito la Organización de NN.UU. para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Está en el ‘top’ 10 de ciudades verdes de Latinoamérica y el Caribe. Pasó de 14 hectáreas cultivadas a 24 ha, entre 2012 y 2013.
Cuba es de los países que más promueven la siembra en ciudad. El 2013 cerró con 400 000 plazas de trabajo generadas alrededor de la actividad.
La ONU ha hecho un llamado al planeta, a propósito del Día de la Tierra, que se celebra hoy, para lograr más urbes con ambientes sustentables. “Es hora de que reconstruyamos nuestras urbes. La campaña Ciudades Verdes pretende generar un movimiento a escala mundial durante los próximos dos años para acelerar esta transición”, señaló el organismo.
Según la ONU, la tendencia mundial es a urbanizar la tierra. Para el 2025, más del 50% de la población de países en desarrollo será urbana. No se requieren grandes extensiones para plantar, basta 1 m². Para iniciar una huerta se requieren solo USD 5.
Alexandra Rodríguez, responsable de Agrupar, dice que la agricultura urbana es clave para lograr esta meta, porque incrementa la biodiversidad y genera microclimas específicos. Estos, a su vez, dan sombra, guardan humedad y permiten que se recuperen plantas y animales en la capital.
Además, permite la reutilización de materiales que usualmente se desechan en las casas. Las botellas, por ejemplo, sirven de maceteros en la casa de Elvira. Al igual que las llantas o envases plásticos. Ella aprendió sobre sistemas de riego para optimizar el uso de agua.
Es parecido al que se encuentra en la granja La Factoría, en el sur de Quito. Ahí se conectó un sistema de riego por goteo a una toma de agua potable común. Esto permite el paso lento del líquido para no desperdiciarlo ni inundar los sembríos.
El lugar también cuenta con un invernadero para producir tomate. Es uno de los productos estrella, aunque no el único para los agricultores, como señala Elvira. En su terreno hay plantas medicinales, granos, maíz y un guayabo.
Ella produce al mes, en promedio, 60 kilos de productos. El 20% sirve para el consumo de su familia, de nueve integrantes. El resto se vende en ferias que se crearon para apoyar a los productores. Funcionan de jueves a domingo, en parques y zonas administrativas municipales. En La Carolina, Elvira participa cada sábado. Obtiene ingresos por USD 120, que le permiten mantener sus cultivos. “Cada vez trato de sembrar más cosas. La tierra se ha vuelto mi pasión” .
En Contexto
En el 2009, oficialmente la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió declarar el 22 de abril como el Día de la Tierra. Supuso un paso para el reconocimiento a la Tierra como sustento de vida. Y un compromiso para impulsar la armonía de las personas.
Punto de vista
- Hay que trabajar en conservación
Víctor López Antropólogo y Gestor Ambiental de Ecociencia
Hoy el mundo conmemorará el Día de la Tierra. La fecha es propicia para tomar conciencia de que el planeta está enfermo. Uno de los síntomas es el denominado cambio climático. A escala mundial, incluyendo a nuestro país, se ha implementado una gran cantidad de actividades humanas y su impacto en el ambiente es evidente. El mundo contemporáneo se caracteriza por emplear combustibles fósiles, los mismos que han aumentado la emisión de gases de efecto invernadero en países forestales como Brasil, Colombia y Ecuador. El principal enemigo de la tierra es la deforestación, que sucede en todo el mundo. Las organizaciones a escala internacional ya han dado las alertas. Es urgente promover la recuperación y conservación de suelos, bosques, páramos y manglares.
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