El yoga y caminar son actividades físicas que se incluyen en el calendario de este grupo de personas.
Mientras la ciencia debate en qué momento del calendario biológico y vital la adultez languidece y sobreviene ese mote incómodo (y para muchos estigmatizante) de ‘adultos mayores’, los especialistas propugnan la adopción del término cuarta edad para designar a los que superan los 80 años, etapa donde comenzaría la vejez.
La proposición de ‘cuarta edad’ tiene su lógica por efecto de la longevidad, de los cambios sociales y, especialmente, por el corrimiento de los 65 años como la antigua fecha de inicio de la vejez o tercera edad. En la Argentina, los mayores de 60 años son más de 5,7 millones de personas y representan el 14% de la población.
Ahora esa franja etaria desconcierta y tiene una difícil categorización. Especialmente por la porción creciente de adultos vitales, de clases media y alta, que en su séptima década se jactan de un excelente estado físico y mental. Son en su mayoría abuelos deportistas, hiperactivos y actualizados.
Independientes, viajeros, estetas y jóvenes de espíritu, emancipados de prejuicios, son hacedores de su destino con un encomiable libre albedrío.
En síntesis, son mentes jóvenes en cuerpos que ya no lo son, aunque gozan de un estado atlético que muchos de 30 y 40 envidiarían.
Diversos estudios han dado cuenta de esta “novedad demográfica”: uno reciente del Pew Research Center, de los Estados Unidos, arrojó que en ese país el 79% de los encuestados de entre 60 y 74 años ubicó la vejez después de los 85 años.
Claudia Schnaider, empresaria argentina de 62 años, madre de tres hijas de 39, 35 y 21 años y abuela, tiene un estado físico encomiable, juega al tenis, hace yoga iyengar y baila tango cuatro veces por semana, viaja con frecuencia a México y a Sao Paulo para visitar a sus hijas y nietos. Años atrás, estudió diseño interior, luego se recibió de chef, abrió su negocio de comida saludable, Paia, en el gimnasio Ocampo Wellness Club en Buenos Aires.
Ahora, los que superan los 60 años se esmeran en cuidarse tanto física como mentalmente, tener una alimentación consciente y un buen terapeuta, realizar actividad física, nutrirse de cultura, tener amplitud de criterio, desestructurarse.