La cicatriz en su pecho, de casi 25 centímetros, empieza a borrarse. 42 días después de una compleja cirugía cardíaca, Silvia Tierres regresó al consultorio 319 en el hospital público Abel Gilbert Pontón, de Guayaquil.
Ella es parte de lo que médicos y enfermeras han catalogado como un hito histórico. El pasado 29 de septiembre se convirtió en la primera paciente en pasar por una cirugía de corazón abierto en esta casa de salud, que abrió sus puertas hace 42 años en el suburbio guayaquileño.
A sus 45 años descubrió que padecía un defecto de comunicación interauricular, una patología cardíaca de nacimiento que nunca presentó síntomas severos. Un electrocardiograma reveló el diagnóstico cuando acudió a un chequeo por una hernia inguinal.
La cirugía correctiva duró casi tres horas. Los cirujanos cardiovasculares Carlos Venegas y Álex Cazar, más un equipo multidisciplinario, cerraron un agujero de 4 centímetros en su tabique auricular, pared que separa la aurícula derecha de la izquierda. Lo hicieron con un injerto de su propio pericardio.
Venegas indica que la intervención se hizo con el corazón detenido en frío. Para reemplazar su función conectaron los grandes vasos a una bomba de circulación extracorpórea, una máquina que adquirió recientemente el hospital y que genera flujo y oxígeno mientras se ejecuta la cirugía.
Siete días después de la operación, Tierres regresó a casa junto a sus tres hijos en el cantón Simón Bolívar (Guayas). Mantiene controles médicos periódicos, pero ya retomó su rutina que incluye atender una pequeña tienda de abastos.
“Nunca sentía nada. Dicen que quienes nacen con este problema se cansan, se ahogan. Hace 13 años me dijeron que tenía un problema con el corazón, pero no le presté atención. Ahora, gracias a Dios, todo salió bien”, cuenta Silvia.
El Abel Gilbert se convierte en el primer hospital público de Guayaquil en realizar estas operaciones. En el sector privado, Cazar explica que pueden costar de USD 20 000 a 40 000, monto que ahora es asumido por el Ministerio de Salud.
“Tenemos una lista grande de espera, tanto de cardiopatías congénitas como adquiridas, como daño de las válvulas cardíacas y fallas coronarias”, indica Cazar. En la región Costa son más de 150 personas que esperan por procedimientos de este tipo. El año pasado, 353 fallecieron en el país a causa de malformaciones congénitas del corazón, según el Anuario de Estadísticas Vitales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Carlos Soledispa, subdirector de especialidades quirúrgicas del hospital, confía en que estas cifras se reduzcan, paulatinamente, a través del programa de cirugía cardíaca que emprendieron en este año. Este es el primer paso para consolidar, a futuro, un centro cardiovascular de alta complejidad.
“Los defectos cardíacos de nacimiento deben ser identificados y tratados desde la infancia –indica Soledispa-. Tenemos mucha población adulta que, por no tener acceso a la salud, fueron postergados y hasta olvidados sus diagnósticos. Y al crecer con sus defectos se generan mayores complicaciones”.
El proyecto implicó la adecuación de un quirófano especial para estas cirugías, la instalación de un área de recuperación cardíaca y la contratación de personal médico especializado. Los dos cirujanos cardiovasculares regresaron de Argentina a través del Plan Retorno del Ministerio.
Por ahora se gestiona un presupuesto de USD 650 000 para equipamiento e instrumental adicional. Con ese monto, indica Soledispa, los especialistas podrán realizar otros procedimientos como baipás coronario y reemplazo de válvulas del corazón.
Desde el 2011, el también conocido hospital Guayaquil pasó por varias fases de emergencia debido a irregularidades en su administración. Las nuevas autoridades enrumbaron su reestructuración, que incluyó una nueva torre de atención ambulatoria valorada en USD 23 millones y el programa de cirugías cardíacas.