Deslizarse en largas y angostas embarcaciones por el río Misahuallí es un reto. El desafío es moverse con rapidez, sortear las rocas gigantes, encontrar sitios seguros en el descenso y evitar voltearse y quedar bajo el agua.
Todos estos movimientos y técnicas de a poco aplican los argentinos Cecilia Boris, Mariano Rizzo y Nadia Golsak. Los tres son estudiantes de la escuela de Kayak de la Agencia River People que funciona en Tena (Napo).
Mientras se adentran a los rápidos del afluente, el temor y el vértigo se apoderan de los chicos. Timothy Dent, de 30 años, les instruye. Él se desplaza en su bote plástico de color amarillo. La recomendación es remar contra la corriente, buscar equilibrio para no voltearse y caer a las cálidas aguas del Misahuallí es uno de los primeros temores.
Antes de empezar este trayecto de más de cinco kilómetros de descenso, el grupo de alumnos se abrocha los chalecos salvavidas, se colocan los cascos, el faldón que va sobre la cintura y la bolsa de aire que evitará que la embarcación se hunda y pueda ser rescatada en el río. Lo hacen en la orilla, sobre las piedras y la arena.
Dent les dice cómo moverse dentro del agua para que la corriente no los arrastre. Aconseja que la planta de los pies debe ejercer presión sobre las rodillas y el cuerpo debe ajustarse a la cabina de la embarcación para maniobrar con rapidez.
Para estos turistas es el segundo día de los cuatro que dura el curso intensivo de este deporte. En esa provincia rodeada de más de 10 afluentes como el Anzu, Jatunyacu, Misahuallí, Papallacta, Quijos, Cosanga, Jondachi y otros, son los predilectos de los turistas que llegan a aprender el kayak en esta ciudad, ubicada a cuatro horas de Ambato.
Los alumnos abordan con cuidado las naves de plástico. Con las manos sujetan ambos extremos del remo que introducen en el agua y con fuerza empiezan a mover de izquierda a derecha. Dent insiste en que los giros deben efectuarse con la pala (remo).
Por un momento, Rizzo siente que sus brazos pierden fuerza, el kayak se vira y no logra dar el rol para salir nuevamente a la superficie. Decide zafar el faldón para salir a flote.
Boris aprendió rescate y autorrescate, a efectuar una lectura de cada uno de los ríos con la idea de saber dónde hay remolinos, burbujas y otros peligros. “Quien aprende a moverse en el agua puede hacer kayak en cualquier sitio del mundo”, dice Dent.
Otros centros de enseñanza son Ríos Ecuador y Panay Tours. El costo del curso es USD 350 por persona. Este incluye alimentación, material didáctico y el transporte.
Qué llevar y qué hacer
Es recomendable vestir ropa liviana y repelente para los mosquitos.
El 30% del curso es teórico y el otro porcentaje es práctico en los ríos de Tena.
El chaleco salvavidas cuenta con una cuerda y un cuchillo para usar en emergencias.
Este deporte pueden practicarlo cualquier persona a partir de los tres años de edad.