Yachay: ajustes de fondo

La ilusión de la Ciudad del Conocimiento y una universidad de alto rendimiento como Yachay se evaporan frente a la realidad.

En su momento se criticó el proyecto por tratarse de un millonario elefante blanco asentado, sobre más de 4 000 hectáreas agrícolas expropiadas.

Entonces, desde el poder político, se denostó a los que se atrevían a cuestionar o formularse preguntas sobre los alcances de un proyecto que se enarboló como bandera de la revolución ciudadana. Hoy, todo se desvanece.

Cuando ayer el presidente de la República, acompañado del Secretario de Senescyt, se hizo presente en el gigante predio de Urcuquí, constataron la realidad. En el ámbito universitario, hay 1 000 alumnos con 746 empleados, 9 gerentes, 17 asesores, 21 abogados y hasta 14 comunicadores sociales. Otra foto del derroche de la década anterior.

Hace tiempo ya se conoció el exagerado pago que recibían directivos y docentes de alto nivel que ni siquiera vivían en el país, y eso provocó los primeros escozores refutados con cadenas y discursos atronadores.

Lenín Moreno, una vez que visitó el campo y advirtió sobre el tamaño del problema, prometió revisar la situación y generar soluciones. Augusto Barrera ofreció un indispensable examen de control que establezca si la inversión fue bien empleada y si no hubo excesos, sobreprecios u otros aspectos que pudieran significar corrupción.

Por ahora, las inversiones se investigarán y queda en entredicho la gestión.

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