Una columna de más de 200 personas se formó en la calle Irlanda, uno de los ingresos al Colegio Benalcázar. Este espacio del norte de Quito fue uno de los tres puntos definidos por el Municipio de Quito para la capacitación de comerciantes de jugo de naranja que, desde hace varios meses atrás, han copado las vías de la ciudad y no cuentan con permisos. Los otros dos lugares fueron la Casa Somos (La Delicia) y en la Unidad Educativa Quitumbe (sur).
Están casi en cada esquina y son los protagonistas de un polémico debate entre el control de las ventas ambulantes y el derecho al trabajo. Este fin de semana el Municipio realizó un censo a los vendedores de jugo de naranja en el Distrito Metropolitano de Quito y se contabilizó 430 puestos dedicados a este negocio.