Descubrir a Quito desde el aspecto sensorial. Eso motivó a Lorena Acaro a ingresar en el proyecto ideado por el Ministerio de Turismo, para convertir a las personas con discapacidad visual en guías locales. A sus 27 años cree que esta oportunidad de inserción laboral no se puede desaprovechar porque conocerá más sobre el patrimonio que ostenta la capital.
Los guías usan el sentido del olfato para distinguir los aromas que emanan las frutas nativas del Ecuador; el tacto permite que el turista experimente con las texturas de cada una de las frutas y el oído les ayuda a relacionar la música y los sonidos con un lugar. En la experiencia sensorial, cubren los ojos a los turistas que son parte de esta vivencia para que sientan la ciudad.