TOROS

Se ha suspendido la fiesta brava. Una desgracia para  el pueblo quiteño. En mis meditaciones, no me canso de preguntar ¿a qué se dedicará el pequeño empresario sin su fuente de sustento económico, estrictamente necesario para mantener a su familia?, ¿se decidirá por el subempleo  talvez?

En un país donde las estadísticas de pobreza alcanzan niveles exorbitantes y la poca inversión tanto nacional como extranjera. Entierran ya muerto  el espíritu emprendedor  varios metros sobre la tierra. ¿Realmente podemos prescindir del capital que nos proporcionan las corridas de toros; a sabiendas del progreso económico, social y cultural que estas proveen a la ciudad y al país?

Y aunque no encuentre respuesta, y estas interrogantes resuenen en mi cabeza, cada día estoy más convencido que las paupérrimas cifras de desarrollo económico nacional, son realmente un reflejo de la mente cerrada y antiprogresista que penosamente encontramos en la mentalidad de algunos quiteños intolerantes, que privilegian al animal por sobre el ser humano, que poco o nada de economía saben.

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