No son tan fuertes como para levantar un auto o una casa, pero son capaces de hacer volar los tejados y hasta arrancar árboles viejos. Los torbellinos de viento forman parte del mapa de riesgos que debe enfrentar Quito. Se sumaron desde el 2015 a amenazas conocidas como inundaciones, movimientos en masas, sismos, incendios, erupciones...