Los promotores de las recientes protestas le han mandado una carta al papa Francisco, que dice: “Santo Padre, lo saludamos con respeto y aprecio a nombre del pueblo del Ecuador, de los obreros, campesinos, artesanos, empleados públicos y privados, trabajadores en general, indígenas, afroecuatorianos, montubios, jóvenes, jubilados, amas de casa, desempleados, pequeños comerciantes, trabajadores autónomos y profesionales, maestros y estudiantes, las organizaciones laborales y sociales, las de jubilados, colectivos de mujeres, defensores del ambiente y los derechos humanos, pequeños y medianos agricultores, empresarios, consumidores y ex combatientes; en suma, de todas las personas que hacemos nuestra patria”.
Se conoce como ‘tirapiedra’, en el argot popular que camina hacia a lo vulgar, a aquellos manifestantes (no me refiero a los protestantes religiosos) que acostumbran a hacer sus protestas saliendo a la calle y que demuestran su descontento, lanzando piedras, contra edificios públicos, contra propiedades particulares de cualquier tipo, etc. Estamos de acuerdo que no es la manera de protestar. Ellos deberían, con un poco más de educación y formación familiar, buscar la protesta con altura, dignidad, y educación, con el intelecto en alto. Condeno totalmente y con toda mi convicción de tolerante, el ‘tirapiedrismo’. Pero nos encontramos en la actualidad a otro tipo de ‘tirapiedras’: aquellos que se empeñan en defender ciertas ideas o manifestar sus simpatías con ciertos dirigentes, realizando acciones burdas, cometiendo errores, manifestando sumisiones absurdas que llegan a abyección, demostrando su falta de independencia intelectual y su gregarismo sin límites. Estos, lanzan piedras contr
El ahora presidente Rafael Correa aparece junto a Norman Wray, en un video que circula en las redes sociales. Este, fue tomado durante las protestas que terminaron en el derrocamiento del expresidente Lucio Gutiérrez (2005). Video tomado del canal: Raul Eduardo.
Redacción Política (I) En las redes sociales circula un video del derrocamiento de Lucio Gutiérrez, en abril del 2005. El protagonista es Norman Wray, uno de los referentes del ahora desaparecido movimiento Ruptura de los 25 y excandidato presidencial. Pero hay un personaje secundario: el actual presidente Rafael Correa. Brevemente se cruza por la cámara. No le presta mayor atención. Tiene en sus manos un paraguas. Y de la otra sostiene con Wray un cartel de León Febres Cordero y la imagen de Arturo Jarrín, líder de Alfaro Vive Carajo, muerto.