La foto de Gustavo Bustamante con su hija Cecy en medio de escombros en Pasaje (El Oro) dio la vuelta al mundo. Espera que sea símbolo de esperanza.
La familia de Digna Bone es una de las afectadas por el terremoto de 7.8 grados. Su casa se derrumbó y sus hijos viven con temor.
Kevin Archundia y su padre Clever estaban fuera del agua cuando fueron sorprendidos por el terremoto de 7.8 grados en escala de Richter que golpeó la costa ecuatoriana el pasado 16 de abril de 2016. Ahora retoman sus actividades de pesca. Sus familiares están bien, pero sus viviendas están destruidas.
El bombero Jorge Montero resaltó su labor de búsqueda y rescate en la zona del terremoto. En una casa, solo encontraron a fallecidos en un solo lugar. El bombero explicó además, que es un tema muy complejo de explicar.
Tratamos de ayudar a los hermanos con oraciones y con mucha fe. La voluntad de Dios permite muchas cosas. Ha sido un golpe duro para este pueblo manabita. Soy italiano, pero un ecuatoriano más que ha llegado a querer este país.
Desde que supe del dolor de la tragedia de mis hermanos de Esmeraldas y Manabí me pareció que no debíamos quedarnos de brazos cruzados. Sentí la necesidad de ayudarlos, de buscar qué hacer. Me sentía impotente. Tengo una discapacidad en mis piernas, puedo pararme y caminar sin muletas, pero no puedo pasar mucho de pie.
Luego del terremoto estábamos atendiendo las emergencias que se presentaban en Guayaquil cuando a las 21:00 recibí la llamada de un compañero bombero de Manta. Me dijo llorando que su ciudad se había caído en pedazos.
Fuimos de los primeros en llegar con maquinaria pesada a Bahía de Caráquez, la madrugada del martes de esta semana. Yo soy de Bolívar. En la Prefectura de mi provincia designaron un grupo de trabajo. Nos dieron la libertad de decir que no, pero todos decidimos viajar. Pensé que era un momento clave para ser solidario. Llegamos a derrocar casas porque hay muchas viviendas destruidas que son un peligro extremo para la población. Hay una fuerte destrucción en esta zona.
Nosotros llegamos el miércoles en la noche. Fuimos los primeros Topos en Manta. Llegamos cinco. En coordinación con las autoridades locales nos fueron asignadas tareas en el Hotel Pacífico, en el sector de Tarqui, uno de los más afectados. Hicimos una revisión exhaustiva para descartar posibilidad de vida. No tuvimos la fortuna de hallar sobrevivientes. Las posibilidades de vida se van agotando a medida que pasan los días.
Yo tenía 13 años cuando se registró el terremoto que sacudió Armenia (Quindío) el 25 de enero de 1999, en Colombia. El dolor de la gente y la destrucción de aquella tragedia me despertó la vocación de servicio a la comunidad y me uní a la Cruz Roja. Por eso, no dudé en viajar hasta Pedernales para ayudar a los damnificados por el terremoto que azotó la costa de Ecuador.