Tababela

Treinta años fuera aterrizando siempre en el antiguo Mariscal Sucre, el 13 de julio llegué por la noche, el avión se movió bastante pero llegamos bien. Al recoger las maletas una estuvo abierta. Al pasar la zona de inspección, un individuo presionaba por los pasajeros el semáforo de paso. Al reclamarle que esa debe ser la suerte del usuario, presioné por mi cuenta y obtuve un franco verde que me permitió salir sin que se rebuscara mis pertenencias. Fuimos a pagar el estacionamiento, para luego enfrentar una bajada de 45 grados y llegar al parqueo que bien pudo haber sido nivelado.

El día del regreso pude apreciar la belleza de la zona. Tababela tiene mucho sol, como para flores, es un sitio ideal para volar una cometa, podría ser un parque acuático, pero aparentemente para aeropuerto está muy distante de ser el sitio ideal. Mi vuelo, del 28 de julio, salía media hora pasada la medianoche. Luego de demoras y más demoras, no podía aterrizar el avión, no podía aterrizar la tripulación que venía de Guayaquil, por último salimos a las 17:30.

Al empezar a tomar pista se divisa un eucalipto doblegándose con el viento. Arrancamos, los primeros 10 minutos fueron de grandes vacíos, provocando ansiedad, náusea, vómito en los pasajeros. El piloto explicó que los vientos fuertes fueron la causa de las sacudidas, del retraso, que es mejor esperar a tener algo o mucho que lamentar. ¿Tababela es un acierto o un gran desacierto? Es tiempo de pensar en Latacunga como un segundo aeropuerto internacional.

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