Lo único que puedo decir a estas alturas es, ¡por favor, un ratito de silencio! En serio, ¿por qué tienen que hablar todo el rato?
No hay un solo minuto en el que no se les vea u oiga en la televisión, en el periódico, en la calle, en la radio, ¡en todo lado!
Ningún gobierno de toda la historia del país ha pasado tanto tiempo frente a las cámaras.
¿Qué pasó? ¿Cuándo es que el oficio de gobernar se convirtió en el de chacharear y cuchichear y chillar y aullar ?
El mismo Presidente nos dijo, como si nos amenazara, que pasaría todo su gobierno “de campaña”. ¿Cree que eso es digno de aplauso?
Es como el niño malcriado que anuncia a su mamá que de ahora en adelante no piensa a hacer los deberes. ¿Se pensará valiente o ingenioso por declarar semejante tontería?
Al Presidente nadie lo eligió para que hable sino para que gobierne, y para que gobierne bien. Pero como ni siquiera gobierna, no sabemos si lo hace bien o mal.
Desacostumbrémonos a verles en todo sitio, a escucharles a toda hora, a tener la boca en silencio porque ellos nunca cierran la suya. ¿Para qué escuchamos las cadenas? ¿Nos da información relevante para nuestra vida? ¿Dice algo que valga la pena escuchar? ¿Por qué todo el mundo está hecho a la moda de escuchar al Presidente insultar a fulano y a mengano con regularidad? Ni siquiera le veo el valor de entretenimiento.
Para ver a gente insultarse o para reírme de las ocurrencias de un comediante, conozco mejores medios.
Además, yo pensaba que este Gobierno quería preservar la “majestad” y “dignidad” de la Presidencia.
Hasta ahora, más que majestad y dignidad, lo único que se ve es la arrogancia de gallo del que, esperando conflicto, lanza insultos por doquier.
Este Gobierno está mal llamado, mejor usemos el término “la campaña” para hablar de él.
Cuando gobiernen, entonces les daremos su nombre apropiado. Mientras tanto, la campaña sigue adelante y el Ecuador sigue atrás.
Pedro José Izquierdo