El shuar alquila sus tierras por oro

En Conguime. Jorge Nancamai vive en territorio shuar, en donde operaban las empresas mineras que fueron desalojadas por la fuerza pública la semana pasada.

En Conguime. Jorge Nancamai vive en territorio shuar, en donde operaban las empresas mineras que fueron desalojadas por la fuerza pública la semana pasada.

Alba Wambasho, una shuar del cantón de Paquisha, en Zamora Chinchipe, está molesta. “Los shuar defendimos estas tierras en la guerra con Perú y ahora quieren sacarnos'”. Su reacción se dio el miércoles pasado, cuando la Policía ingresaba a desalojar a los mineros de Conguime.

Durante ese operativo, ella juraba ante los uniformados que no se dejarán quitar sus tierras ni su trabajo. Otros 150 shuar que habitan en ese cantón y que dependen de la minería también están molestos. Sus dirigentes alegan que el desalojo atenta contra su derecho a las tierras ancestrales.El área de Conguime (2 080 hectáreas) es parte del territorio de la Asociación Shuar de Nankais, que ocupa 7 570 hectáreas de Paquisha, en la frontera con Perú. Para llegar desde Paquisha existe una vía en buen estado.

Las comunidades Pashkius, Zarunts y Wankuis también son parte de Nankais. En esos caseríos predominan las viviendas de madera con techos de teja o zinc, como la de Wambasho. Junto a sus casas hay huertas de yuca y plátano. También pasto y vacas.

Los bosques aún son parte de ese paisaje, sobre todo en las montañas, mientras que en las llanuras cercanas a Conguime predominan los montículos de cascajo y las excavaciones.

De las 2 080 hectáreas de Conguime, 400 se destinaron a las actividades mineras, especialmente en las riberas de las quebradas Chinapintza y Conguime. Para Pedro Juank, síndico de ese Centro Shuar, la minería es una actividad tan antigua como la pesca.

Eso es corroborado por los vecinos mestizos de otras comunidades como Santa Rosa. Walter Jima, de 62 años, cuenta que cuando llegó a vivir a ese cantón, a finales de la década de los 70, halló una población shuar dedicada a cultivar barbasco para la pesca y a lavar oro en los ríos.

Desde hace seis años esa actividad cambió con el ingreso de retroexcavadoras para remover el suelo en busca de oro. Los shuar optan entre vender o ceder sus tierras para la minería.

Una hectárea de tierra cuesta hasta USD 25 000. Es más costosa que en el puesto minero de Chinapintza, donde vale 15 000. La diferencia es que en Conguime el oro está en las riberas de los ríos y en Chinapintza en la peña, lo que dificulta su explotación.

40 de las 50 familias shuar de Conguime están dedicadas a la minería. Jorge Nancanai busca oro en las quebradas. Obtiene 1 gramo por día (unos USD 40).

También existen familias que cedieron sus terrenos a propietarios de máquinas (retroexcavadoras). Ellos manejan la producción y los shuar reciben el 20% de la producción, que llega hasta los 400 gramos de oro a la semana. Cada gramo vale USD 40 en el mercado internacional.

Quienes no tienen tierras ganan hasta USD 1 000 como jornaleros. Wambasho aún reclama porque los cuatro miembros de su familia se quedaron sin ese ingreso. Además, este año cuatro familias shuar se unieron para financiar la compra de retroexcavadora para laborar en minería. Invirtieron USD 30 000 en la cuota de entrada y otros 40 000 en tierras.

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