Que el filme se titule ‘Selma’ y no King, pese a que la figura del célebre pastor ocupa el centro del relato, tiene su explicación. Es la población de esa ciudad de Alabama la que conforma el retablo protagonista de las famosas marchas que marcaron en los años 60 un momento culminante de la larga lucha por los derechos civiles emprendida por los afroamericanos, y a la que con menos frecuencia de la que suele creerse el cine ha abordado frontalmente.