Los huesos de Ricardo III han pasado por mucho desde que el monarca inglés muriese en el campo de batalla en 1485: el monarca fue enterrado rápidamente sin ataúd en la localidad inglesa de Leicester, pero pronto fue olvidado y acabó cubierto de asfalto bajo un estacionamiento. Hasta el verano de 2012, cuando unos investigadores analizaron la osamenta real con todos los instrumentos posibles.
Cientos de personas esperan hoy (23 de marzo) a las puertas de la catedral de Leicester para ver el ataúd con los restos del rey inglés Ricardo III (1452-1485), que ayer recorrieron en procesión fúnebre el centro histórico de la ciudad británica como anticipo del entierro oficial, que tendrá lugar el próximo jueves.
Los ganadores escriben la historia y la mala reputación que Ricardo III debe a Shakespeare es un ejemplo, pero la restauración de su honor dará un paso el jueves (26 de marzo) cuando reciba sepultura en la catedral de Leicester.
Ricardo III (1452-1485), cuyos restos fueron hallados en 2012 en un aparcamiento de Leicester (norte de Inglaterra), hará historia al convertirse en el primer rey inglés cuyo código genético será secuenciado.