Religión afrocubana Yoruba vaticina un año difícil para la isla

Los vaticinios anuales de la religión afrocubana yoruba tienen indudable impacto entre muchos ciudadanos que, sin embargo, suelen negar que guíen sus vidas por los pronósticos atribuidos a dioses.

“La gente reza cuando truena”, dijo a ANSA Magdalena Pérez, de 43 años. “Soy creyente siempre, cuando estoy mal o bien”, se confiesa. “Los santos me han probado que tienen poder”, agrega enigmática.

Pérez, vendedora de objetos religiosos en la calle de un barrio céntrico de La Habana, se queja sin embargo de que los cubanos “solo creen cuando les va mal”, sin contar que “muchos compran cosas religiosas solo como adorno”.

Lo cierto es que muchas personas suelen pasarse de unos a otros las “Letras del año”, vaticinios que divulgan la Asociación Nacional Yoruba y “La Casona de 10 de octubre”, una corriente independiente de la misma religión afrocubana.

La Letra del Año se estructura, por lo común, en un conjunto de valores que incluyen rechazos a la discriminación racial y al delito entre otros males.

Este año, tras la consulta tradicional con sus dioses, los babalawos (sacerdotes) de la Asociación dijeron que el nuevo año será “difícil”, sobre todo para la economía y la salud.

Por su parte los profetas de la “Casona”, que suelen ser más jóvenes que los de la Asociación, ratificaron las “dificultades” y avizoraron “conflictos” y “transformaciones” por el mundo. Y desde luego en Cuba “como parte de ese mundo”, según Lázaro Cuesta, sacerdote y portavoz de esa corriente.

“El hombre moral, su espíritu no muere” es uno de los

“refranes” de los sacerdotes del Consejo para 2012. Entre las recomendaciones de las deidades están el tener “mucho cuidado con el estrés, problemas estomacales, circulatorios, afecciones en las piernas, y la vista”.

“No se pude ser autosuficiente ni vanidoso, por lo que debemos ser humildes”, agregan, y proponen a los creyentes “respetar a los mayores tanto en el plano religioso como en el plano familiar; hay que abogar por la unión de la familia, religiosa y sanguínea; se debe evitar la discriminación social y racial; se debe evitar el consumo de alcohol y drogas”.

Los sacerdotes de la Casona de 10 de Octubre advierten por su parte sobre guerras y confrontaciones; vaticinan transición y cambios sociales, políticos y económicos y advierten sobre el envejecimiento poblacional.

Recomiendan “el incremento de la higiene en los hospitales; el aprendizaje de oficios manuales; atención a la agricultura; una distribución organizada de los productos y atención especial a los hijos”.

Otro consejo es “brindarle a la mujer la consideración que merece en todos los aspectos”. Aunque en Cuba no existen o no son reconocidas religiones “oficiales”, algunos especialistas atribuyen a la Asociación esa condición y a la “Casona” la de “contestataria”.

Ambas partes niegan contradicciones mas allá de la liturgia, y no atribuyen sus “letras” a la voluntad humana, sino que provienen directamente de los dioses.

La Asociación Nacional Yoruba organizó en 2003 el Octavo Congreso Mundial Oricha (divinidad yoruba) que tuvo el objetivo de “destacar el papel de la tradición Oricha en la evolución y mejoramiento de las Sociedades Africanas en el Mundo Moderno”, según un documento en esa época.

Por lo general, los cubanos que “siguen” el ritual anual esperan ambas “Letras”. “Me gusta saber qué dice todo el mundo”, explicó René Fernández, de 56 años, sobre el vaticinio, pero aseguró de inmediato que no piensa “organizar” su vida “a partir de eso”. Aunque no existen actualmente sondeos precisos al respecto, algunos expertos afirman que el cubano promedio cree más en las religiones que vinieron de Africa que en la católica u otras.

Un asunto difícil de dilucidar, porque las religiones afrocubanas hace siglos hicieron simbiosis con el catolicismo, incluso respetando como dioses propios a santos católicos, entre ellos San Lázaro, Santa Bárbara y la patrona de Cuba, La Caridad del Cobre.

“Los católicos prometen el paraíso tras la muerte, pero los dioses afrocubanos ofrecen lo que una quiere para esta vida”, explicó Magdalena.

Las Letras del Año ofrecen respuestas a los vaticinios más lúgubres con el presupuesto de que “pueden cambiarse” si el creyente, además de hacer ofrendas determinadas a las deidades, asume una actitud de preparativos personales.

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