Referéndum

En la novedosa Constitución de Montecristi asambleístas ingenuamente idealistas incluyeron algunas barbaridades cuyas consecuencias estamos sintiendo en un atroz auge delincuencial. Para ellos, que se autoproclaman de izquierda, los delincuentes no son culpables de sus crímenes sino la sociedad que no les ha dado oportunidades, también creen que en el mundo debe haber libre movilidad de las personas. Esta filosofía es muy superficial y contradictoria con la realidad del género humano por un lado, mientras ningún Estado moderno, excepto Ecuador, aplica el utópico concepto de ciudadanía universal, por el que cualquiera puede venir a nuestro país.

No vamos a analizar la naturaleza criminal de algunos individuos, lo que es cierto es que ninguna sociedad en ningún momento de la historia ha estado libre de antisociales. Bíblicamente el crimen se inicia en el propio paraíso terrenal con la acción de Caín contra Abel, desde entonces toda sociedad medianamente organizada toma medidas para privar de libertad a malhechores, para proteger la vida y bienes de buenos ciudadanos.

No necesariamente en los países más pobres hay más criminalidad, Cuba es ejemplo de un Estado en el que abunda el desempleo y la pobreza, pero estrictas leyes mantienen a los malandrines bajo rejas, existe buena seguridad ciudadana. En Chile hay mucha mayor seguridad que en Ecuador, y si bien es cierto que esa nación tiene, gracias a su apertura económica, más prosperidad que la nuestra, con una población tan solo 20% superior tienen más del doble de prisioneros que en Ecuador. Los crímenes no se eliminan porque aumentan las penas, pero al estar criminales encarcelados más tiempo, bajan los delitos.

En Ecuador se enfrentan dos tendencias, una que pide penas mayores, acumulación de estas hasta más de 50 años, eliminación de la caducidad por retrasos del sistema en procesos, acabar con el sistema de 2x1, establecer visas o exigir el pasado judicial para extranjeros que visitan o se radican en Ecuador; y otra que cree que deben haber menos presos, que las penas por crímenes no debe superar los 15 sin acumulación , que se reduzcan las sentencias a la mitad, que se liberen los presuntos criminales sin sentencia en un año.

Es democrático, si se imponen cambios, que se pronuncie la ciudadanía en un referéndum como establece la Constitución. Las preguntas deben ser muy bien planteadas para que el pronunciamiento refleje lo que quiere la ciudadanía para mejorar su seguridad. Si se aprueban normas más estrictas, el Estado deberá ampliar y mejorar el sistema penitenciario para garantizar los derechos de delincuentes, tras las rejas.

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